quinta-feira, 5 de julho de 2012

El ex-presidente de la Asociación Americana de Psicología denuncia que la organización está tomada por el lobby gay

In InfoCatólica

El expresidente de la Asociación Americana de Psicología (APA), cree que la organización ha abandonado las buenas prácticas científicas para promover el estilo de vida homosexual como saludable y normal. En una reciente entrevista en video con un grupo de investigación sobre la homosexualidad, el Dr. Nicholas Cummings, que en su día votó a favor de no considerar dicha tendencia sexual como enfermedad, afirmó que «lo que necesitamos hacer es tener un diálogo abierto, sin tabúes, y ver a dónde nos lleva la investigación».

Para Cummings, esta investigación, desafortunadamente, no se está realizando, porque el lobby gay ha«capturado» la organización.
 
Además de servir como presidente de la APA de 1979 a 1980, Cummings participó en el Consejo de Representantes y la Mesa de Directores de este grupo, a principios y mediados de la década de 1970.

El mismo Cummings apoya a los gays y lesbianas e introdujo una resolución en 1975 para declarar que ser homosexual no era una enfermedad mental.

El reputado psicólogo señaló que dicha resolución, que fue aprobada «por amplio margen» en el Consejo de Representantes, también pidió a la APA continuar una «investigación imparcial, abierta» sobre el tema, pero esto «nunca fue hecho» debido a los cambios en la organización.

Cummings explicó que cuando él era presidente, la Asociación Americana de Psicología acataba el principio de Leona Tyler, que sostenía que el grupo nunca tomaría públicamente una posición si no fuera apoyada por evidencia científica.

Pero las cosas comenzaron a cambiar «bastante drásticamente» a fines de la década de 1980, según explicó, y para mediados de la década de 1990 este principio fundamental «estaba absolutamente olvidado».

«De repente, las decisiones se volvieron más políticas que científicas», dijo, indicando que aunque el principio de Leona Tyler nunca fue formalmente retirado, «desapareció» y no puede ser encontrado siquiera en las memorias de la organización.

Cummings recordó que «las posturas políticas parecían desautorizar cualquier resultado científico. Los resultados basados en evidencia incompleta se convirtieron en la modalidad, y el lobby gay capturó la APA».

El científico explicó que por muchos años, un grupo «muy selecto» de 200 a 250 miembros «dirigía la APA», rotando entre las oficinas de la organización, para eludir las normas que prohíben que individuos sirvan por más de un cierto número de sesiones en un mismo cargo.
Este selecto grupo no aceptaría ningún cuestionamiento de las declaraciones sobre la normalidad de la homosexualidad, señaló: «Se volvió un asunto de derechos civiles más que un tema científico».

Cummings dijo que él no se opone al «matrimonio» homosexual, y que fue de hecho «muy activo en ayudar a gays a ser aceptados en la APA». «Pero también respeto el derecho de discepar. Y eso no está permitido. Tú sólo puedes escuchar un lado del tema», lamentó.

El psicólogo explicó que la organización había hecho grandes esfuerzos para ser «comprensiva y abierta» y al hacer eso, «dejó la puerta abierta para gente que se apresuró y la usó» para propósitos políticos.

Para Cummings, si bien esta era «una idea muy elevada a nivel superficial», con el tiempo se convirtió en «un sesgo» dentro de la asociación, y añadió que «si tuviera que elegir ahora, vería la necesidad de formar una organización que reclute hombres, heterosexuales, que están insuficientemente representados hoy en la APA».

El científico dijo que el futuro de la Asociación Americana de Psicología es incierto, y explicó que el grupo ha perdido parte de su financiación y «está atravesando algunos cambios reales en este punto».

Los psicólogos clínicos están cada vez más decepcionados de que la organización no ha estado utilizando sus fondos para llevar a cabo la investigación que se esperaba, y por eso «la gente está dejando de lado su afiliación».

Cummings pidió una investigación honesta sobre la homosexualidad, que esté abierta a abrazar los resultados científicos, cualesquiera que sean.

«Si nosotros tenemos un diálogo abierto, estaremos mucho más cerca en los próximos cinco años a una solución para todo esto. Pero ahora mismo, estamos en un momento de confusión», subrayó.