In ReligiónenLibertad.com
La homosexualidad es un problema que ha afectado en todas las épocas de la historia a una minoría bastante considerable de la humanidad, no estando en nuestra mano el sentirnos atraídos por el propio o el otro sexo. Aún hoy los determinantes de la conducta homosexual no están del todo claros, si bien sabemos una serie de factores que la favorecen.
En la actualidad hay varias teorías sobre sus causas:
a) hipótesis genética, basada en que los estudios hechos con gemelos hijos de padre homosexual apoyan la conclusión que los factores hereditarios juegan un papel en la homosexualidad masculina. En efecto la probabilidad que los gemelos idénticos de un hombre homosexual también sean homosexuales es de cerca del 20 por ciento (comparado con el 2 a 4 por ciento de los hombres de la población en general), lo que indica que la orientación sexual se ve genéticamente influenciada, pero no que esté integrada en el ADN, y que los genes que están involucrados representan predisposición, pero no predeterminación. Estas investigaciones colocan en primer plano la importancia del sexo genético, pero no como factor totalmente decisivo;
b) hipótesis biológica, pues se dice que los varones heterosexuales tienen más desarrollada que los varones homosexuales y que las mujeres una de las zonas del hipotálamo, lo que daría a la homosexualidad una base biológica y neuronal, pero también investigaciones recientes afirman que no hay motivo para admitir la existencia de una homosexualidad transmitida hereditariamente, pues no se han encontrado desviaciones en el desarrollo corporal, en la estructura de los órganos, del cerebro, del sistema nervioso. Otra posible causa es el desequilibrio hormonal sexual, pero mientras algunos presentan ese desequilibrio, que además puede ser resultado y no la causa de esta orientación sexual, en otros no se advierte nada semejante;
c) hipótesis psicodinámica, con fijación en la madre y pérdida de la figura paterna y en las mujeres el no abandono de la fijación en la madre;
d) hipótesis ambiental, muy relacionada con la anterior, cargando el acento en la baja estima propia debida especialmente a experiencias infantiles en el seno de la familia nuclear, conductas de rechazo por los compañeros, no conformidad con el propio sexo en la niñez y las preferencias homosexuales en la adolescencia; dándose más fácilmente en familias conflictivas. Por ello muchos psiquiatras tienden a verla como una interrupción o bloqueo en el desarrollo psicosexual del individuo, y no se fijan tanto en las causas físicas o de herencia.
Para éstos nadie nace con una orientación homosexual, ni existen datos científicos que indiquen una base genética para las atracciones hacia personas del mismo sexo, sino que esta atracción es el resultado de traumas sin resolver que conducen a una confusión de género. El desarrollo emocional y psicoafectivo está abierto al mundo de las relaciones interpersonales, que en algunas ocasiones determinan y en todas condicionan el desarrollo emocional de la persona; no es por tanto una consecuencia ciega y directa de la biología. Piensan por tanto que la homosexualidad se aprende, es decir ven su origen en el clima familiar y social, pues consideran que muchos varones homosexuales tienen o han tenido una relación anormalmente estrecha con su madre, así como tensa y hostil con su padre, por lo que el chico incurre en una reacción defensiva de rechazo de lo masculino, dificultando así su maduración y no llegando a interiorizar completamente su identidad sexual masculina. Parece ser que los factores educativos, afectivos y ambientales, y no sólo los biológicos, influyen en la identidad sexual. Con ello se hace homosexual, sucediendo algo parecido, cambiando lo que hay que cambiar, en la homosexualidad femenina, es decir la condición homosexual generalmente indica un insano apego o desapego emocional extremo con uno o con ambos padres.
La homosexualidad es, por tanto, en esta concepción, una condición adquirida, si bien al ser con frecuencia una fijación precoz, puede dar la impresión al sujeto que ha nacido con esa tendencia. Pero a favor de que se trata de una tendencia adquirida y no innata está los hechos, que tanto ellos como ellas han sufrido alguna carencia en la relación con el padre del propio sexo, y la realidad, cada vez más indiscutible, de que miles de hombres y mujeres en todo el mundo han cambiado, pasando de homosexuales a heterosexuales. Aunque hay un influjo de lo hereditario, el ambiente, en especial las experiencias de la infancia, y el importante papel de las elecciones del libre albedrío individual, tienen un profundo efecto en nosotros. Si un hombre logra superar los traumas que le bloquean, se siente naturalmente atraído hacia la mujer. Es decir, todo homosexual es de forma latente un heterosexual y simplemente se ha estancado en una fase temprana de su desarrollo psicosexual. En consecuencia, bastantes psiquiatras se oponen rotundamente a admitir la existencia de una homosexualidad transmitida hereditariamente, pues no se ha demostrado científicamente que la homosexualidad sea el resultado directo de causas biológicas, genéticas o neurohormonales, sino que lo más que se puede decir es que tal vez exista alguna base genética, hormonal, neurológica o cerebral que predispone a la homosexualidad.
Hoy en día la cuestión de las causas, o tal vez mejor, factores de la homosexualidad es un debate que sigue abierto y con muchos puntos oscuros, si bien va ganando terreno la hipótesis de que la orientación sexual se establece en edades muy tempranas y que la homosexualidad es un trastorno emocional que se origina en la niñez, pues es difícil negar la importancia de las dinámicas familiares en períodos precoces del desarrollo personal, aunque sólo se consolide tras la adolescencia. Parece que la homosexualidad se establece a través de interacciones conjuntas de elementos genéticos, biológicos, psíquicos y sociales, es decir existe la creencia de que son una pluralidad de causas o factores las que intervienen para que una persona llegue a ser homosexual. La orientación sexual no la da solamente la biología, sino también la historia individual, familiar y social de cada uno, siendo la homosexualidad síntoma de un desarrollo afectivosexual inacabado y no de una evolución equivalente a la de la heterosexualidad, suponiendo un trauma sin resolver, por lo que quien la padece con frecuencia se siente rechazado y lo que busca es colmar sus necesidades de cariño, insatisfechas en su proceso de crecimiento.
Por el momento, puede afirmarse que sin negar la posible influencia de ciertos elementos biológicos, que pueden predisponer y condicionar de alguna manera, es sin embargo una constelación de variables las que intervienen y pueden encaminar a un individuo a experimentar atracción hacia las personas de su sexo, siendo los componentes psicosociológicos los que parecen ser los más prevalentes e importantes, lo que supone que, si no se llega a la heterosexualidad, es por un algo, que por alguna razón determinada impide u obstaculiza el acceso a la alteridad heterosexual.