sábado, 27 de março de 2010

El Papa y los abusos: “¡Bienvenidos a la feria de la desinformación!”

In La Iglesia en la prensa

El diario norteamericano
The New York Times vuelve hoy a la carga desenterrando una historia ya aparecida la semana pasada en la prensa de medio mundo. Quienes nos tomamos la molestia de leer más allá de los titulares, nos damos cuenta de que el objetivo vuelve a ser Benedicto XVI y el disparo (como el de ayer) se vuelve a demostrar de pólvora mojada. Sin embargo, no cabe duda de que el eco de los artículos es impresionante. La idea de que el Papa, cuando era el cardenal Ratzinger, se dedicaba a cubrir o a perdonar a criminales se va abriendo paso en una parte de la opinión pública.

Quien siga este blog puede confirmar que soy un admirador del NYTimes, y que considero normal la polémica y la dialéctica cuando se trata de informar sobre la Iglesia católica. Lo que está ocurriendo estos días, sin embargo, me parece que se sale de lo ordinario. Nos encontramos ante la negación de las más elementales reglas profesionales del periodismo. Cuando se afirman con insistencia cosas que no se demuestran, solo cabe preguntarse por las causas de semejante borrachera.

Personalmente, no soy amigo de complot ni de maniobras ocultas. Prefiero una explicación más infantil: el diario de Nueva York se está desquitando de la crítica que le hizo hace unos meses el arzobispo de New York, mons. Timothy Dolan, cuando publicó en su blog un artículo que The New York Times no había querido admitir en sus páginas. En ese texto, Dolan mostraba con ejemplos algunos prejuicios del diario en relación al catolicismo. Esa mala publicidad dio la vuelta al mundo.

Ya lo sé: es una explicación demasiado ingenua.


sexta-feira, 26 de março de 2010

Desperta tu que dormes! Episcopado Português



De que é que os Bispos portugueses estão à espera para saírem em defesa do Santo Padre, denunciando as calúnias e desinformação que grassam, e exprimirem publicamente a sua comunhão com o sucessor de Pedro? Está Sua Santidade padecendo e os nossos Prelados roncando. Se até diversas personalidades não crentes têm vindo a terreiro desmascarar a maquinação infame e testemunhar a inocência do Papa, porque cala o nosso Episcopado?

Nuno Serras Pereira

26. 03. 2010



Obispos de Francia deploran campaña de difamación contra Benedicto XVI

PARÍS, 26 Mar. 10 / 03:06 pm (ACI)

El Presidente de la Conferencia Episcopal Francesa, Cardenal André Vingt-Trois, en la clausura de la asamblea plenaria de los obispos de este país realizada en Lourdes y que ha concluido hoy, deploró la "campaña de difamación y calumnias organizada para ensuciar la figura del Papa Benedicto XVI".

El Cardenal recordó el vigor con el que el Santo Padre ha actuado "primero como Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y luego como Sumo Pontífice, para poner a disposición de los obispos los modos para actuar enérgica y claramente ante situaciones delictuosas".

Los obispos franceses también enviaron al Papa una carta en la que le expresan su solidaridad y apoyo, uniéndose a sus "palabras fuertes" y rigurosas medidas sobre los casos de abusos sexuales cometidos por algunos miembros del clero.

Los prelados señalan que "quienes han cometido estos actos desfiguran nuestra Iglesia, hieren a la comunidad cristiana y extienden la sospecha sobre todos los miembros del clero".

"Si bien –prosiguen– estos casos se dan solo en un pequeño número de sacerdotes, que ya es demasiado, se daña así la comunión en el presbiterio incluso de aquellos que viven con gozo y fidelidad su esfuerzo al servicio de la Iglesia".

Refiriéndose a la carta del Papa a los católicos de Irlanda, los obispos indican que "nosotros mismos probamos la vergüenza y la amargura ante actos abominables perpetrados por algunos sacerdotes y religiosos" que son "hechos inadmisibles, utilizados luego en una campaña orientada a atacar a vuestra persona (Benedicto XVI) y vuestra misión al servicio del cuerpo eclesial".

Inaceptables ataques al Papa Benedicto XVI, dice Presidente del Senado italiano

ROMA, 26 Mar. 10 / 01:25 pm (ACI)

El Presidente del Senado de Italia, Renato Schifani, rechazó la agresiva campaña de algunos medios de comunicación contra el Papa Benedicto XVI y comentó que "los ataques al Pontífice en estos días son inaceptables e indignos" dado que el Santo Padre ha "adoptado recientemente medidas decisivas" ante los casos de abusos sexuales cometidos por algunos miembros del clero.

Schifani señala al respecto que el Santo Padre "ha asumido posiciones rigurosísimas, que son respetadas y apreciadas" sobre este tema. "Por ello no entiendo y no entendemos el motivo de estos ataques", agregó.

En un encuentro ayer en el Palacio Giustiniani en Roma con un grupo de jóvenes sobre los valores constitucionales, el presidente del Senado señaló que "es inaceptable el intento de ofuscar un patrimonio moral, de tradiciones, de cultura y acciones meritorias, como el de la Iglesia, con el instrumento de la deslegitimación que no distingue esto que es bueno de las conductas particulares, incluidas las más odiosas, que de hecho han sido condenadas con firmeza y con la máxima autoridad".

El connotado político también se refirió a la defensa de la vida y la familia, y explicó que el Papa Benedicto XVI resalta claramente que toda persona tiene el deber de tutelar estos valores fundamentales.

El Papa y los abusos: la fiebre amarilla de "The New York Times" (+)


In La Iglesia en la prensa

El diario The New York Times anuncia hoy a tromba y trompeta que el Vaticano -incluido el futuro Papa Benedicto XVI- no expulsaron a un sacerdote de Estados Unidos que había abusado de 200 niños sordos, a pesar de las repetidas alertas por parte de los obispos americanos. Presentado así, no cabe duda de que uno piensa: “'¡han pillado al Papa!” La realidad, sin embargo, es distinta y muestra que también el buque insignia del periodismo mundial sufre de la fiebre amarilla, tan de moda, caracterizada por lo que podríamos llamar (afectuosamente) "sensacionalismo antipapista".

Si, las informaciones muestran que el sacerdote Lawrence C. Murphy fue acusado a partir de 1974 de esos terribles delitos, cometidos entre 1950 y 1974, años en los que trabajó en una escuela para niños sordos en Milwaukee. En su época, fue denunciado a las autoridades civiles, pero nunca fue procesado pues no encontraron pruebas; tampoco llegó a ser procesado por los tribunales eclesiásticos locales competentes, aunque se le alejó paulatinamente de encargos.

El Vaticano entra en juego en … 1996, cuando la diócesis envía una primera información a la Congregación para la Doctrina de la Fe, dirigida por el cardenal Joseph Ratzinger (con el cardenal Bertone, actual Secretario de Estado, como número dos). La información a este organismo vaticano no tenía nada que ver con la investigación civil, sino que estuvo motivada porque una de las acusaciones de las décadas anteriores fue de “solicitación sexual durante la confesión”. Al tratarse de una violación del sacramento de la confesión, entra en juego la Congregación para la Doctrina de la Fe (que se ocupa de ese aspecto canónico, sin intervenir en los demás procesos criminales). La diócesis deseaba que se le expulsara del sacerdocio, pues veía avecinarse procesos judiciales.

La Congregación para la Doctrina de la Fe, considerando que los hechos eran de hacía dos décadas, que el culpable se había arrepentido, que no había reincidido y que el sacerdote estaba moribundo (falleció cuatro meses después), decidió no tomar medidas canónica contra él por el delito de violación de la confesión, único ámbito de su competencia.

Da un poco de pena que la “señora gris” del periodismo mundial presente este caso como una acusación contra el Papa actual, señalado como culpable de encubrir y no haber condenado a un abusador de 200 menores.

(Leer aquí la versión española de la respuesta de la oficina de prensa de la Santa Sede al artículo del New York Times. Riccardo Cascioli escribe en Avvenire una detallada descripción de todo el episodio).

...

He preferido no hacer referencia arriba al entonces (1977-2002) arzobispo de Milwaukee, Rembert G. Weakland, para no complicar la narración. Pero pienso que es de justicia decir algo aquí sobre esta persona, que está en el origen de la polémica.

Este histórico antagonista de Juan Pablo II y Joseph Ratzinger se vio obligado a dimitir cuando se confirmó que había usado 450.000 dólares de la diócesis para hacer callar a un homosexual que le inculpó de haberlo violentado veinte años antes. Acusado de no haber removido a los sacerdotes declarados culpables de delitos, la táctica de Weakland desde hace años ha sido la de descargar la culpa en el Vaticano. Pero nadie se lo ha creído, empezando por las víctimas, como se ve en esta noticia del diario local, Journal Sentinel, donde se habla del mismo caso que ahora publica -como si fuera una noticia bomba- The New York Times.


quinta-feira, 25 de março de 2010

A Paixão do Papa Bento


Hoje celebra-se o dia em que o Deus Filho, pelo poder do Espírito Santo, Se fez um organismo unicelular humano, ou seja, se fez homem, no seio da Virgem Maria.

Faz hoje quinze anos que o bom Papa João Paulo II deu ao mundo aquela luminosa encíclica que, nas palavras do então Cardeal Ratzinger, é um dos quatros pilares da Igreja no terceiro milénio, a saber, O Evangelho da Vida. Foi inspirados por este esplendor do Amor que dela irradia que vários países e nações decidiram celebrar neste dia 25 de Março, nove meses antes do Natal, o Dia da Criança concebida e (ainda) não nascida, ou da criança a nascer. É também em memória deste Acontecimento que todos os dias 25 há grupos de pessoas espalhadas por Portugal inteiro rezando à porta de hospitais, centros de saúde e clínicas onde se esquartejam estes filhos de Deus e irmãos nossos.

Por tudo isto andava eu pedindo as inspirações do Espírito Santo para vos escrever alguma coisa que servisse de acção de graças pelos trabalhos fecundos que têm salvado tantas crianças, de estímulo e de ânimo para não desanimar, de reparação ao Senhor e a Sua Mãe santíssima pelas ofensas tantas e tamanhas que este povo lhes tem feito, e também de conversão maior ao Amor que é este Evangelho.

Mas Deus do Céu!, só consigo pensar na Criança a sofrer. A Criança que é Jesus assim martirizado, ainda antes de nascer, mas também que é conspurcada nas crianças abusadas por quem o devia representar, torná-Lo presente. Porém esta Criança é também o santo e inocente Papa Bento XVI. Sua Santidade, santo Deus é tão claro e evidente!, por cada caso que conhece de qualquer criança abusada, ainda para mais por Padres, sente o seu bom coração trespassado por uma espada, cada abuso é para ele um suplício, um flagelo, uma coroa de espinhos quer por causa das crianças e menores quer por causa do Sacerdócio corrompido, maculado, coberto de imundície. Desde sempre, como Padre, como teólogo, como Bispo, como Cardeal e agora como Papa lutou denodadamente e com o maior desassombro contra os membros da Igreja que a queriam destruir, mudar, reinventá-la em vez de a receber do Seus Senhor. Avisou, advertiu, exortou, admoestou, apontou as consequências nefastas da hybris, mas foi sempre incompreendido, caluniado, posto a ridículo e, não obstante nunca retrocedeu um passo, permaneceu constante na Verdade, sempre se confiou ao Senhor. A fecundidade do seu labor com João Paulo II e agora a do seu Pontificado é patente e, sem sombra de dúvida, será um dos grandes nomes que ficará na história da Igreja e da humanidade.

“Deus que não poupou o Seu próprio Filho” parece também não querer poupar o Seu humilde servo Bento XVI. E eis que agora se desencadeiam furacões de falsidades, tempestades de meias verdades, tsunamis de falsos testemunhos, vulcões de ódio contra o Inocente. É preciso agredir aquele que torna presente o Salvador do mundo, maculá-lo, escarrá-lo, desfigurá-lo, eliminá-lo com “sentenças” injustas. Esmagai o infame!, acabemos com a Igreja!, dêmos rédea solta ao Maligno!, só a ele serviremos porque só ele nos satisfaz todos os caprichos e desejos.

Claro que tudo isto não é dito em voz alta, mas é pensado e cuidadosamente planificado. Levantam-se suspeitas, insinuações, manipulam-se as notícias de modo a que a massa conclua e diga aquilo que eles não ousam proferir. Mas se a Igreja diminuir significativamente o seu peso e influência no mundo verificar-se-á que ela era o baluarte que protegia e promovia o bem das crianças e dos jovens. A pedofilia não só será legalizada como será indicada como a iniciação mais aconselhável a uma sexualidade sã…

Santo Papa Bento, eu estou contigo, nós estamos contigo (este tu que aqui uso é o mesmo respeitoso com que me dirijo a Jesus Cristo nas minhas orações pessoais) e ajudar-te-emos como Simão de Cirene a levar a Cruz.

Tu que toda a vida foste o que Jesus nos mandou – ser como as crianças - és hoje a Criança a sofrer.

Nuno Serras Pereira

25. 03. 2010

Ningún encubrimiento del Papa Benedicto ante abusos en EEUU, resalta diario vaticano


VATICANO, 25 Mar. 10 / 01:49 pm (ACI)

Saliendo al paso de las acusaciones del New York Times, el diario vaticano L’Osservatore Romano (LOR) resalta la "transparencia, firmeza y severidad en el dar luces sobre diversos casos de abusos sexuales cometidos por sacerdotes y religiosos" como los "criterios que el Papa Benedicto XVI está indicando a toda la Iglesia con constancia y serenidad"; precisando que no existe "ningún tipo de encubrimiento" del Santo Padre sobre estos casos.

LOR explica que este modo de obrar del Santo Padre es coherente "con su historia personal y con su actividad de más de 20 años como Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe" que "evidentemente es temido por quien no quiere que se afirme la verdad y por quienes preferirían poder instrumentalizar, sin ningún fundamento en los hechos, episodios horribles y acciones dolorosas que se conocen de hace decenas de años".

Esto lo demuestra, prosigue, "el artículo publicado hoy por el diario estadounidense The New York Times junto a un comentario, sobre el grave caso del sacerdote Lawrence C. Murphy, responsable de abusos contra niños sordos en un instituto católicos, donde trabajó entre 1950 y 1974".

Según el artículo del New York Times, "las acusaciones relativas a las conducta del sacerdote fueron enviadas en julio de 1996 por el entonces Arzobispo de Milwaukee, a la Congregación para la Doctrina de la Fe –de la que eran Prefecto el Cardenal Joseph Ratzinger y secretario el Arzobispo Tarcisio Bertone– para obtener indicaciones acerca del correcto procedimiento canónico a seguir".

"La solicitud –explica LOR– no se refería a las acusaciones sobre los abusos sexuales, sino a la de la violación del sacramento de la penitencia, perpetrada a través de la incitación en el confesionario, cuando un sacerdote solicita al penitente cometer un pecado contra el sexto mandamiento"

Es importante observar, dice luego el diario vaticano como ya ha declarado el Director de la Sala de Prensa de la Santa Sede, que "la cuestión canónica presentada a la Congregación no estaba en ningún modo relacionada a un potencial proceso civil o penal en relación al Padre Murphy, contra el que ya la arquidiócesis había abierto un proceso canónico, como resulta evidente de la abundante documentación publicada en línea por el diario de Nueva York".

A la solicitud del Arzobispo, " la Congregación respondió, con carta firmada por el entonces Arzobispo Bertone, el 24 de marzo de 1997, con las indicaciones sobre el proceder de acuerdo a lo que establece la Crimen sollicitationis".

LOR subraya luego que "como se puede deducir fácilmente leyendo la reconstrucción hecha por el New York Times, en el caso del Padre Murphy no ha habido ningún tipo de encubrimiento".

Esto es confirmado, prosigue la nota, "por la documentación que acompaña al artículo en cuestión, en la que está la carta que el Padre Murphy escribió en 1998 al entonces Cardenal Ratzinger pidiendo que el procedimiento canónico sea interrumpido por su grave estado de salud".

La Congregación, continúa LOR, "respondió a través del Arzobispo Bertone, invitando al ordinario de Milwaukee a desplegar todas las medidas pastorales previstas en el canon 1341 para obtener la reparación del escándalo y del restablecimiento de la justicia".

Estos objetivos, resalta la nota, "son indiscutiblemente reafirmados por el Papa, como demuestra la reciente carta pastoral a los católicos de Irlanda".

Finalmente LOR advierte que pese a todo esto "la tendencia prevalente en los medios es la de omitir los hechos y forzar interpretaciones para difundir una imagen de la Iglesia Católica como si fuese la única responsable de los abusos sexuales, imágenes que no corresponden a la realidad. Y que buscan innoblemente culpar, a cualquier precio, a Benedicto XVI y sus más estrechos colaboradores".

Santa Sede emite nota aclaratoria sobre caso Murphy en EEUU


"El trágico caso del padre Lawrence Murphy, un sacerdote de la archidiócesis de Milwaukee, afectó a víctimas particularmente indefensas que sufrieron terriblemente por lo que hizo. El padre Murphy, que abusó sexualmente de niños con problemas auditivos, violó la ley, y lo que es más importante, la confianza sagrada que sus víctimas habían depositado en él.

A mediados de la década de 1970, algunas de las víctimas del padre Murphy informaron del abuso a las autoridades civiles, que lo sometieron entonces a investigación; sin embargo, según informa la prensa, esa investigación se abandonó. La Congregación para la Doctrina de la Fe no fue informada de la cuestión hasta una veintena de años más tarde.

Se ha sugerido que en este caso existiría una relación entre la aplicación del "Crimen sollicitationis" y la ausencia de denuncias a las autoridades civiles de los abusos de niños. De hecho, no la hay. En efecto, contrariamente a algunas declaraciones que han circulado en la prensa, ni el Crimen ni el Código de Derecho Canónico han prohibido nunca la denuncia de los casos de abusos de niños a las autoridades de policía.

A finales de 1990, después de más de dos décadas desde que se denunciara el abuso a los responsables de la diócesis y a la policía, la Congregación para la Doctrina de la Fe abordó por primera vez la cuestión de cómo tratar el caso Murphy canónicamente. La Congregación fue informada del asunto porque se trataba de solicitaciones en el confesionario, que constituyen una violación del sacramento de la Penitencia. Es importante señalar que la cuestión canónica presentada a la Congregación no tenía relación con ningún procedimiento potencial civil o penal contra el padre Murphy.

En tales casos, el Código de Derecho Canónico no prevé sanciones automáticas, pero recomienda que se haga un juicio sin excluir incluso la mayor pena eclesiástica de expulsión del estado clerical (cf. Canon 1395, n. 2). Teniendo en cuenta que el padre Murphy era anciano y estaba mal de salud y que estaba viviendo en aislamiento y las denuncias de abuso no se habían notificado durante más de 20 años, la Congregación para la Doctrina de la Fe sugirió que el arzobispo de Milwaukee estudiara la posibilidad de abordar la situación, por ejemplo, restringiendo el ministerio público del padre Murphy, y exigiéndole que aceptara la plena responsabilidad de la gravedad de sus actos. El padre Murphy murió aproximadamente cuatro meses más tarde, sin más incidentes".


quarta-feira, 24 de março de 2010

Parallels between “sustained hostile attacks” on Catholic clergy in pre-Revolutionary France and present-day media depictions of Catholic Church

.- A prominent Catholic writer says “selective” and “salacious” reporting of Catholic clergy in the aftermath of clerical sexual abuse scandals is being used to discredit a “powerful moral voice” in public debate. Acknowledging genuine abuse, she says present day anti-clericalism echoes the slanders of pre-Revolutionary France.

That view comes from Elizabeth Lev, an art historian who has written for Inside the Vatican, Sacerdos and First Things magazine. A regular columnist for Zenit, she is also the daughter of former U.S. Ambassador to the Vatican Mary Ann Glendon.

“While no one denies the wrongdoing and the harm caused by a small minority of priests, their misconduct has been used to undermine the reputations of the overwhelming majority of clergy who live holy quiet lives in their parishes,” Lev writes at Politics Daily.

Lev sees parallels between the “sustained hostile attacks” on Catholic clergy in pre-Revolutionary France and present-day media depictions of the Catholic Church.

After the National Assembly in 1789 diminished the authority of the French King, fierce accusations against the Catholic clergy increased.

“Isolated cases of clerical immorality were magnified to make depravity appear endemic to the entire priesthood (ironically, in an age where sexual libertinism was running rampant),” Lev writes. “The French propagandists labored night and day, dredging the past for old scandals whether decades or even centuries distant.”

She cites the words of politician and writer Edmund Burke, who in 1790 noted these polemicists depicted French clergy as “a sort of monsters,” composed of sloth, fraud and avarice.

"It is not with much credulity I listen to any when they speak evil of those whom they are going to plunder. I rather suspect that vices are feigned or exaggerated when profit is looked for in their punishment,” Burke wrote, just as revolutionaries prepared for mass confiscation of Church lands.

Lev charges that “salacious” reporting on clerical sexual abuse is conducted as if the crimes were limited only to Catholic clergy. They have been given more prominence than present-day massacres of Christians in India and Iraq.

“It doesn't take the political acumen of an Edmund Burke to wonder why the Catholic Church has been singled out for this treatment.”

According to Lev, there are an estimated 39 million victims of childhood sexual abuse in the U.S. Between 40 and 60 percent of these were abused by a family member, five percent were molested by school teachers, and fewer than two percent were abused by Catholic priests.

“But to read the papers, it would seem that Catholic clergy hold a monopoly in child molestation,” her Politics Daily article continues.

She sees behind the attacks on Catholic priests attempts to “destroy the credibility of a powerful moral voice in public debate.”

Media reports on sex abuse rose to a “frenzy” at the same time as the final vote on the health care bill was opposed by the Catholic bishops, she claims.

“To silence the moral voice of the Church, the preferred option has been to discredit its ministers.”

Burke saw the anti-clerical campaign as a temporary preparation for the “utter abolition” of Christianity by bringing its ministers into “universal contempt,” Lev says, remembering the hundreds of priests sent to the guillotine during the Reign of Terror.

“One hopes Americans will have the good sense to change course long before we reach that point,” her Politics Daily essay concludes.

terça-feira, 23 de março de 2010

The Mythe of Pedophile Priests, by Fr. Dwight Longenecker



As more pedophile priest scandals blow up across Europe we should be ashamed of the offenders and those who sheltered them and oppressed the victims. The guilty should be weeded out, removed from office and handed over to the civil authorities where they are guilty of crimes. Systems to avoid abuse must be established and rigorously maintained, and victims should be justly compensated for their suffering.


However, Penn State professor Philip Jenkins (who is not a Catholic) has written
the most objective book on the subject, and he summarizes his arguments in this excellent article. In light of his work, we should remember some basic facts and principles:

  • Priestly celibacy is not the issue - married men are more likely to abuse children than unmarried
  • Most child abuse takes place within the home.
  • All religious groups have pedophile scandals, and the Catholics (while the largest religious group) are at the bottom of the list statistically.
  • Child abuse is prevalent in all areas of society: schools, youth organizations, sports, etc.
  • Statistically, of all the professions, Christian clergy are least likely to offend. Doctors, Farmers and Teachers are the professions most likely to abuse children--not clergy.
  • Among clergy offenders Catholic priests are least likely to offend.
  • Catholic cases of pedophilia make more headlines because of anti Catholic prejudice and because the Catholic Church is bigger and more lucractive to sue.
  • Pedophilia and Euphebophilia are different problems. The former is sexual attraction to pre-pubescent children. The latter is attraction to teenagers. Most cases branded 'pedophila' are actually 'euphebophila.'
  • Most of the cases of euphebophilia are homosexual in nature, however the politically correct do not want this problem to be associated with homosexuality.
  • The number of Catholic priests guilty of pedophilia is very small.
  • What we now call 'cover up' was often done in a different cultural context, when the problem was not fully understood and when all establishment organizations hushed scandals. They did so for what seemed good reasons at the time: protection of the victims and their families, opportunity for rehabilitation of the offender, the avoidance of scandal to others. It is unfair to judge events thirty years ago by today's standards.
  • When lawsuits are looming people smell money. We must be wary of false accusations.
  • The accused must be entitled to a fair hearing. The church should insist on hard proof of the abuse, and for the sake of justice, ensure that the innocent are not prosecuted.
  • When guilt is established the offender must be punished, not sheltered.
  • Distinctions must be made between types of abuse. Some offenses are worse than others. Verbal abuse or corporal punishment during a time when that was acceptable, while lamentable, is not the same as sexual abuse or extreme physical abuse.
  • Sexual abuse of an adult, or a sexually experienced older teenager is wrong, and damaging, and should be punished, but it is not the same as the sexual abuse of a younger, innocent child.
  • Number of offenses must be considered. One lapse is not of the same seriousness as repeated, persistent and premeditated offenses.
I am in no way wishing to be soft of pedophiles and those who covered for them, however justice and truth demand an objective analysis of the facts.

El Papa Benedicto enseña a no tenerle miedo a la verdad ante abusos, dice Cardenal


ROMA, 23 Mar. 10 / 12:30 am (ACI)

El Presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, Cardenal Angelo Bagnasco, destacó que con su Carta Pastoral a los católicos de Irlanda dada a conocer el sábado, el Papa Benedicto XVI enseña a no tenerle miedo a la verdad ante los abusos sexuales a menores cometidos por algunos miembros del clero. Asimismo resaltó su firme decisión de enfrentar este tema sin excusas ni encubrimientos.

El también Arzobispo de Génova hizo estas declaraciones al iniciarse en Roma el consejo de la Comisión Permanente de la CEI que culminará el jueves 25 de marzo. El Purpurado destacó que "cuanto más, desde cualquier parte, se intenta manchar su limpia y amable persona, tanto más el pueblo de Dios lo ve (al Papa) con emoción y orgullosos. También por esto le renovamos nuestra cercanía más fuerte y grata, el afecto profundo y nuestra plena y concreta comunión".

"Dirigiendo el sábado su Carta a los Católicos de Irlanda y afrontando con ellos a corazón abierto el problema, doloroso allí donde se verifica, de los abusos sexuales cometidos contra menores por eclesiásticos –crimen odioso y pecado escandalosamente grave que traiciona el pacto de confianza inscrito en la relación educativa– el Papa ha colocado un límite insuperable a la perniciosa tendencia de buscar excusas en atenuantes y condicionamientos", dijo el Cardenal.

La carta del Papa, dice el Presidente de la CEI, "está empapada de un sincero espíritu de contrición y de indudable testimonio de la Iglesia que no está a la defensiva cuando debe asumir sobre sí la ‘consternación’, el ‘sentido de traición’ y el ‘remordimiento’ por lo que han hecho algunos de sus ministros".

Tras comentar que "Benedicto XVI no deja margen a ninguna incertidumbre o minimización", el Cardenal Bagnasco recuerda que "las iniciativas claras que desde años ha impartido la Santa Sede confirman toda la determinación de llegar a la verdad con los medios necesarios, una vez que se constaten los hechos".

"En el momento mismo en el que siente sobre sí la humillación, la Iglesia aprende del Papa a no tenerle miedo a la verdad, incluso cuando es dolorosa, a no esconderla o cubrirla. Sin embargo, esto no significa sufrir –cualesquiera que sean– estrategias de descrédito generalizado".

El Presidente de la CEI asegura que "conviene entonces que todos volvamos a llamar a las cosas por su nombre y en todo lugar, a identificar el mal en su gravedad y en la multiplicidad de sus manifestaciones, para no encontrarnos con el tiempo, ante la reivindicación de una aberración en el plano de los principios".


Enérgica respuesta a campaña mediática que "escupe" al Papa y a sacerdotes


ROMA, 23 Mar. 10 / 06:05 am (ACI)

El P. Aldo Trento es un sacerdote misionero italiano que sirve en Paraguay desde hace varios años. De paso por su país natal escribió una carta al diario liberal Il Foglio, dirigido por el agnóstico Giuliano Ferrra, en la que rechaza la campaña mediática de quienes "escupen" al Papa Benedicto XVI y a los sacerdotes
"usando la diabólica arma de la pedofilia".

El misionero comenta que "este argumento parece interesarle más a algunos periodistas y a sus fantasías y alucinaciones que al público: porque me he encontrado a miles de personas, sobre todo jóvenes, y ninguno me ha hecho una pregunta sobre este asunto. Lo que significa que si bien existe este flagelo en el mundo y ha afectado también a la Iglesia, recibiendo la dura, clara y fuerte condena del Santo Padre, aún estamos lejos de aquel fenómeno de masa, como si todos los sacerdotes fuesen pedófilos, como quieren hacernos creer".

"Son 40 años que soy sacerdote, he estado en diversas partes del mundo, he vivido en orfanatos, escuelas, internados para niños y nunca he visto a un colega culpable de este delito. No solo eso, sino que he vivido con sacerdotes y religiosos que han dado la vida para que estos pequeños también la tengan".

Tras relatar algo de su intensa vida de servicio en medio de "prostitutas, homosexuales, travestis, enfermos de SIDA, recogidos en las calles, en la inmundicia", el sacerdote critica duramente a quienes "escupen" contra la Iglesia.

"Me hace sufrir este escupir en el plato en el que, Dios mediante, incluso algunos morbosos periodistas, se encontrarán mañana comiendo, porque si uno se equivoca no quiere decir que la Iglesia sea así. Esta Iglesia es el respiro del mundo", señala.

Seguidamente cuestiona a los periodistas que atacan a los sacerdotes y al Papa: "¿No se preguntan qué cosa sería de este mundo sin este puerto de esperanza segura para todo hombre, incluidos ustedes que en estos días como cuervos feroces se divierten sádicamente escupiendo sobre su Castro Rostro? Vengan al tercer mundo para entender qué cosa quiere decir que miles de sacerdotes y hermanas mueren dando su vida por los niños".

Seguidamente les recuerda que a la hora de su muerte, "esta Iglesia, esta madre sobre la que han aprendido a escupir, los acogerá, los abrazara, los perdonará. Esta madre, que desde hace 2000 años es escupida, ofendida y acusada, desde hace 2000 años les dice a todos los que lo piden: ‘yo te absuelvo de tus pecados, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo’".

"No perdamos el tiempo ante los delirios de algunos periodistas que usan ciertos execrables casos de pedofilia para atacar el Acontecimiento cristiano, para poner en discusión la perla del celibato, y miremos a los miles de personas, jóvenes en particular, que buscan, creen y preguntan a la Iglesia el porqué, el sentido último de la vida y que ven en Ella la única respuesta".

El P. Trento expresa luego su preocupación por la "ausencia de santidad en nosotros sacerdotes que otras cosas por graves y dolorosas que sean. Me preocupa más una Iglesia que se avergüenza de Cristo, en vez de predicarlo desde los techos. Me preocupa no encontrar sacerdotes en los confesionarios por lo que el pecador que vive en el tormento de su pecado no encuentra un confesor que lo absuelva".

"A las acusaciones infames de estos últimos días –continúa el sacerdote– urge responder con la santidad de nuestra vida y con una consigna total a Cristo y a los hombres necesitados, como nunca, de certeza y esperanza".

A la pedofilia, prosigue "se debe responder como el Papa nos enseña. Pero solo anunciando a Cristo se sale de este horrible escenario porque solo Cristo salva totalmente al hombre. Pero si Cristo ya no es más el corazón de la vida, entonces cualquier perversión es posible. La única defensa que tenemos son nuestros ojos enamorados de Cristo".

Finalmente el P. Trento reconoce que "el dolor es grandísimo, pero la seguridad granítica: ‘Yo he vencido al mundo’ (de Cristo) es infinitamente superior".

segunda-feira, 22 de março de 2010

Delírios Alucinantes


1. Todo aquele amontoado de gente e de instituições, de governos e legisladores, que há décadas reivindicava a pedofilia e a pederastia como iniciações saudáveis e recomendáveis, e que contribuíram ao longo dos anos para baixar a idade do consentimento nas legislações, no que diz respeito às “relações” sexuais, e que persistem em poluir e derrancar a infância e a juventude através da introdução da “educação” sexual nas escolas, da imoralidade impudica e obscena na comunicação social, em particular nas televisões, da pornografia na Internet e da sua venda pública em tudo quanto é quiosque, é essa mesma turba que agora se levanta com ar acusador e de punho ameaçador invectivando e lapidando o Santo Padre e a Igreja, por alguns dos seus membros terem praticado aquilo que eles mesmos insistentemente aconselharam, contra a doutrina da mesma Igreja, baluarte da verdade.

A mesma malta que fornica, comete adultério, sodomiza inumeráveis jovens, se divorcia, deixando traumas permanentes na progenitura, é polígama em série, copula com animais, mata a seus filhos com a “contracepção” química, hormonal e mecânica, os esventra e decapita com o aborto cirúrgico, é essa mesma súcia que se amanta com uma toga, franze o sobrolho, pigarreia, bate com o martelo e profere a sentença: a Igreja é uma sentina, o Clero um esgoto nauseabundo e o Papa um promotor de imundícies tenebrosas. Salvemos a humanidade exterminando a besta infame!


Estes cegos e guias de cegos não vê que se ainda se indigna, apesar da falta de autoridade, é porque ainda lhe restam resquícios da salubridade que Deus infunde no mundo através da Sua Igreja.

2. Esta gente que ganha rios de dinheiro com a indústria da promiscuidade conclama com uma insistência singular, para não dizer pantalifúsia, que a medicina para os males que afligem a Igreja consiste na abolição do celibato e da virgindade consagrada. Como é que a continência e a castidade Religiosa e Sacerdotal podem constituir abusos sexuais é uma coisa que nem eles nem ninguém consegue explicar. Como é que a abstinência sexual é um abuso sexual!?

Acresce que em confissões religiosas cujo clero é casado os abusos sexuais de menores, pedofilia e pederastia, são mais numerosos do que no Clero Católico. Isto, claro está, para não falar daquelas religiões onde o abuso de menores não só não é condenado com é incentivado. Disso não falam, pois receiam que alguma bomba lhes rebente à porta. Mas a Igreja Católica que tem mártires que o foram por se recusarem a essas práticas com tiranos dessas religiões, tem autoridade para o denunciar.

O problema não está no celibato mas sim na infidelidade e no dissentimento doutrinal em relação à Verdade moral que a Igreja anuncia que contaminou muitos Prelados ou Pastores e formadores nos Seminários e nos conventos, isto é, numa traição à Igreja e à Fé que professam. [1]

3. Não podemos, porém, deixar de reconhecer que estas insurreições mais ou menos gerais nos são favoráveis, embora a contra-gosto dos amotinados, uma vez que “ Deus concorre em tudo para o bem daqueles que O amam”. É tempo de purificação e de reformação; é tempo de conversão e de pôr na ordem os piores inimigos da Igreja, que são aqueles que a minam a partir de dentro. Cantemos pois aleluias e hossanas a Nosso Senhor Jesus Cristo que nos proporciona, através do Santo Padre e daqueles que lhe são fiéis, esta oportunidade de com Justiça e Misericórdia desempanar a Beleza da Sua Esposa Santa e Imaculada, cujos membros se prostituem pelo pecado.


Nuno Serras Pereira

22. 03. 2010


[1] Talvez tenha algum interesse recordar um texto, enviado para a minha lista de endereços de correio electrónico, que escrevi há oito anos e que a Agência Ecclesia se recusou a publicar (este escrito é uma síntese de um outro mais extenso que fiz chegar a


Homossexuais Activos na Vida Religiosa


Nuno Serras Pereira

17. 10. 2002

Muito se tem falado nestes últimos meses dos escândalos provocados por abusos sexuais da parte de alguns sacerdotes, felizmente uma pequena minoria, nos EUA. A acusação, como já dissemos noutro lugar, passa ao lado da questão central porque denomina de pedofilia casos que o não são - de facto, 90 por cento das vítimas são jovens do sexo masculino, com 16/17 anos -, sendo certo, no entanto, que, percentualmente, o número de pedófilos é nos homossexuais activos três a cinco vezes superior ao dos heterossexuais; e, também, porque a generalidade da comunicação social somente apontou o dedo a uma categoria de casos reputados abusivos, isto é, de situações em que não houve consentimento de uma das partes ou em que esta é considerada incapaz de o conceder; no caso em apreço o menor de idade é, evidentemente, julgado incapaz de verdadeira anuência (assim também os casos esporádicos sucedidos com deficientes mentais).

O problema da homossexualidade activa é também, por várias razões, muito grave quando atinge a vida Religiosa Consagrada. E, por isso, nos EUA, a procura de resolução daquele não passa somente pelo clero diocesano, mas também pelos membros de Ordens e Congregações Religiosas.

Tendo em consideração o que se pôde colher, ao longo destes meses, consideremos, ainda que brevemente, alguns tópicos que nos ajudem a tomar consciência da gravidade da questão. Geralmente falando parece que o quadro é o seguinte:

1 – O facto de a vida Religiosa exigir, por sua própria natureza, uma convivência intensa entre os seus membros proporciona uma ocasião de tentação e um ambiente favorável ao incremento das fragilidades do homossexual activo.

a) Este ao apaixonar-se facilmente pelos seus confrades, ou tão-somente porque experimenta a compulsão de desafogar as suas paixões desordenadas, torna-se um assediador e um sedutor. Daqui derivam parcialidades, ciúmes, possessividades, divisões, intrigas, discórdias, vinganças, calúnias, mentiras, etc.

b) Por vezes o cerco insistente tem como finalidade fazer cair o outro – um superior, um formador, alguém que está perto de ascender a cargos, etc. -, para o poder calar, chantagear e manipular.

c) Outras vezes o homossexual activo acha-se um apóstolo do evangelho do prazer, o verdadeiro evangelho que “a Igreja repressora persegue cruelmente”; chega a defender, em círculos fechados, que o próprio Cristo era homossexual e que a perseguição (todo aquele que deles discorda é um perseguidor homofóbico) a que, segundo eles, estão sujeitos é uma verdadeira crucifixão.

d) Com frequência invocam a terapia para justificarem diante de si mesmos e dos outros o assédio a que submetem terceiros. A “partilha de sentimentos com o corpo” teria uma função curativa e libertadora.

e) Os jovens constituem o alvo preferencial da sua predação. Por isso:

i) Procuram infiltrar-se na Pastoral juvenil e nos colégios para os assediar, e na Pastoral vocacional para recrutar os que lhes são semelhantes ou podem vir a sê-lo;

ii) Infiltram-se na formação para efeitos semelhantes ao que fica dito.


2 - Habilidosos, astutos e sonsos desabafam fazendo-se de vítimas, incompreendidos, discriminados e odiados por toda a gente, para ganhar simpatias, aliados e defensores. Mas entre eles e perante alguns de fora gabam-se das suas proezas e conquistas, que se contam pelas centenas ou mesmo milhares.


3 – Formam uma rede. Têm, entre eles, um código de “honra” e um pacto de silêncio, semelhante ao das sociedades secretas. Espiolham a vida alheia e trocam informações. Qualquer pecado de qualquer confrade, em qualquer fase da vida, é ou pode ser usado para o chantagear, para o ter atrelado, para alcançarem os seus objectivos.


4 – Conseguem que um considerável número de superiores façam desaparecer as provas que contra eles existem.


5 – Ascendem a cargos de responsabilidade em Seminários chegando a reitores, na formação chegando a Mestres, como superiores de conventos e mosteiros, e nos governos das Províncias. Com estes sinais que os formandos vão recebendo ao longo dos anos que se pode esperar deles no futuro?


7 – Uma vez que, segundo eles, o seu “estilo de vida” não só não tem mal nenhum, senão que é um bem - embora incompreendido pelos “homofóbicos”-, não se vê que problema haja em organizarem actividades apostólicas e missionárias que mascarem “encontros amorosos” e “caçadas” aos efebos.


8 – Padecendo de um forte complexo de inferioridade tornam-se exibicionistas, com uma excessiva preocupação pela imagem e pela publicitação de tudo o que fazem. Não suportam quem lhes faça sombra, são autoritários, possessivos, egoístas e egocêntricos, controladores, difamadores, sempre carentes de elogios, louvores e lisonjas.


9 – Alguns destes homossexuais activos são infiltrações do movimento “gay” na Igreja com a finalidade de a minar por dentro e vir a controlá-la, mas outros, que entraram para a vida Consagrada entusiasmados, castos e puros, cheios de ideal e de esperança, em busca de uma santidade verdadeira, foram pervertidos - no preciso lugar onde procuraram refúgio foram assaltados e devorados -, e, depois, apanhados pela tenebrosa ideologia “gay”. (Para uma compreensão das raízes e da perigosidade desta ideologia vide Scott Lively and Kevin Abrams, The Pink Swastika, Homosexuality in the Nazi Party, Veritas Aeterna Press, Fourth Edition Published January, 2002, 382 pp.).


10 – Alguns deles seropositivos nem por isso desistem das suas aventuras e, por isso, contagiam muitos com a sua doença fatal. Esta é uma das razões, juntamente com outras, entre as quais os ciúmes que provocam pela infidelidade constante, porque podem ser responsáveis por crimes de homicídio e ver as suas vidas ameaçadas de morte. Chegando mesmo alguns a ser assassinados.


11 – De entre aqueles que têm responsabilidades importantes nas Ordens e Congregações Religiosas são poucos, ainda, os que já se aperceberam da dimensão real do problema e que este, actualmente, não tem paralelo com os casos esporádicos que sempre, mais ou menos, terão existido.


12 – A generalidade dos religiosos viverá ingenuamente ignorante desta situação bem grave. De entre aqueles que a conhecem a maioria sente-se seriamente incomodada. Felizmente tem vindo a aumentar significativamente o número daqueles que se vão apercebendo da realidade e que compreendem que têm o dever grave de se empenhar para que as coisas não continuem assim. Nesse intuito de mudança são movidos por um triplo amor que brota do amor a Deus, a Cristo e à Sua Igreja, a saber:


i) Amor aos inocentes que têm absolutamente de ser protegidos. Nalgumas Províncias Religiosas gravemente corrompidas, alguns consagrados, positivamente, enxotam os candidatos que aspiram a nelas entrar, encaminhando-os para outras bem mais sãs. E fazem-no por que receiam que sejam pervertidos, quer doutrinalmente, quer sexualmente. No entanto, como nem todos passam pelas suas mãos, não são poucos os que entram e vêm a ser vítimas. Destes uns saem escandalizados, outros ficam, mas traumatizados, outros, ainda, são pervertidos, raros são os que permanecem incólumes. Mas aqueles religiosos consagrados vivem na esperança de que os tempos mudem e, assim, possam alegre e efusivamente acolher todos os que se sentem atraídos por uma verdadeira vocação. E se nos candidatos houver alguma vulnerabilidade, possam eles encontrar um ambiente que os ajude a superá-la e não a dilatá-la.


Importa, ainda, ad extra proteger as crianças e os jovens que se deixam enredar pela ascendência que um religioso, sacerdote ou não, exerce sobre eles.


ii) Amor às pessoas que praticam actos homossexuais. Estas são umas desgraçadas que desgraçam a vida de tantas outras. Infelizes, profundamente complexadas, compulsivas, escravizadas, inquietas, dúplices, ciumentas, vingativas, cobiçosas, com uma carência imensa de amor e afecto (que tanto mais cresce e se torna insaciável quanto mais são activos nas suas práticas), cercadas pelo medo, forjadas pela mentira, em contradição permanente com o seu verdadeiro Eu e com a vocação que abraçaram... - as suas vidas são um inferno. Sofrem horrores porque procuram a felicidade pelo exacto caminho que dela afasta. Mas não tem que ser assim, a sua condição não é uma inevitabilidade, existe tratamento, é possível a libertação. Podem vir a ser santos: “Onde abundou o pecado, superabundou a graça de Deus” (S. Paulo). Ponto é que assumam as suas responsabilidades e se disponham, na medida do possível, a reparar o mal feito.


O pérfido mito de que a homossexualidade não é uma doença, mas uma identidade, é um dos principais responsáveis da situação actual. Por isso um dos primeiros passos a dar consiste em ajudar esta gente a compreender que a sua identidade não é a homossexualidade. Esta, aliás, não é nenhuma orientação, mas sim uma desorientação sexual que distorce e deforma (ou inclina a, porque pode e deve ser resistida) o Eu verdadeiro – a atracção e a compulsão homossexual são sintomas de “disfunções” psíquicas e espirituais que precisam de ser tratadas. Eles são pessoas, criadas por Deus à Sua imagem e semelhança e feitos Seus filhos pelo Baptismo. Importa, pois, ajudá-los a reconhecerem a sua dignidade.


Outro mito, desmentido, também, categoricamente pelos factos e pela experiência é o que afirma a incurabilidade desta doença. A literatura que o desmente é muito abundante. Mas para quem não disponha de tempo para um estudo aturado, aqui se deixam algumas sugestões:

- John F. Harvey O.S.F.S., The Truth About Homosexuality, The cry of the faithful, (Introduction

by Benedict J. Groeschel, C.F.R.), Ignatius Press - S. Francisco, 1996, 377 pp.

- John F. Harvey O.S.F.S., The Homosexual Person, New thinking in pastoral care, Ignatius Press - S. Francisco, 1987, 255 pp.

- Gerard J. M. Van Den Aardweg, Ph.D., The Battle for Normality, A guide for (self-) therapy for homosexuality, Ignatius Press - S. Francisco, 1997, 157 pp.

- Catholic Medical Association (USA) – Task Force, An Open Letter to the Bishops, May 29, 2002. - http://www.cathmed.org/index.html

- Catholic Medical Association, Homosexuality and Hope, statement of the catholic medical association - http://www.cathmed.org/index.html

- The Courage Apostolate - http://couragerc.net/

Se, porventura, não se dispuserem a uma terapia séria têm, então, que tirar daí as devidas consequências, uma vez que o seu “estilo de vida” é totalmente incompatível com a vida Religiosa.


iii) Amor às próprias Ordens e Congregações Religiosas. Estas existem para serem escolas de santidade onde se possa aprender a melhor conhecer, amar e servir a Deus, trabalhando para Sua maior glória e para o maior bem de todos os homens. Não existem para si mesmas, mas para Cristo, para serem “lugares” que conduzam os seus membros a Ele, a fim de que conformem as suas vontades com a Sua vontade e configurem as suas vidas com a Sua. Estas obras de Deus (as Ordens e Congregações) não existem para que os que a elas pertencem se esgotem narcisicamente em planos, técnicas, projectos, dinâmicas, burocracias, organizações, obras “grandiosas” que mascaram o profundo vazio interior e servem de troféu para aqueles cuja preocupação obsessiva parece ser a procura obstinada da própria glória. Existem sim para a aprendizagem e cultivo da amizade com Cristo, da vivência na Sua graça, e, por Ele, com Ele e n’Ele, da amizade recíproca e universal. (Para um entendimento adequado da visão cristã e teológica da amizade vide Duarte da Cunha, A Amizade segundo S. Tomás de Aquino, Principia, 2000, 454 pp.) De outro modo, não servem para nada, a não ser para o esgoto e para serem espezinhadas pela comunicação social. Alinhar com ou ficar indiferente à bandalheira denota um profundo desprezo, uma intensa aversão, ultimamente um ódio, às Ordens e Congregações a que se pertence.

Uma agressão ao Papa, por um filósofo agnóstico


Marcello Pera


Filósofo, agnóstico e senador.
Publicado no Corriere della Sera 17.III.10


Caro Director,


A questão dos sacerdotes pedófilos ou homossexuais, que rebentou recentemente na Alemanha, tem como alvo o Papa. E, dadas as enormidades temerárias da imprensa, cometeria um grave erro quem pensasse que o golpe não acertou no alvo – e um erro ainda mais grave quem pensasse que a questão morreria depressa, como morreram tantas questões parecidas. Não é isso que se passa. Está em curso uma guerra.


Não propriamente contra a pessoa do Papa porque, neste terreno, tal guerra é impossível: Bento XVI tornou-se inexpugnável pela sua imagem, pela sua serenidade, pela sua limpidez, firmeza e doutrina; só aquele sorriso manso basta para desbaratar um exército de adversários. Não, a guerra é entre o laicismo e o cristianismo.


Os laicistas sabem perfeitamente que, se aquela batina branca fosse tocada, sequer, por uma pontinha de lama, toda a Igreja ficaria suja, e se a Igreja ficasse suja, suja ficaria igualmente a religião cristã. Foi por isso que os laicistas acompanharam esta campanha com palavras de ordem do tipo: «Quem voltará a mandar os filhos à igreja?», ou «Quem voltará a meter os filhos numa escola católica?», ou ainda: «Quem internará os filhos num hospital ou numa clínica católica?» Há uns dias, uma laicista deixou escapar uma observação reveladora: «A relevância das revelações dos abusos sexuais de crianças por parte de sacerdotes mina a própria legitimação da Igreja Católica como garante da educação dos mais novos.»


Pouco importa que semelhante sentença seja desprovida de qualquer base de prova, porque a mesma aparece cuidadosamente latente: «A relevância das revelações»; quantos são os sacerdotes pedófilos? 1%? 10%? Todos? Pouco importa também que a sentença seja completamente ilógica; bastaria substituir «sacerdotes» por «professores», ou por «políticos», ou por «jornalistas» para se «minar a legitimação» da escola pública, do parlamento, ou da imprensa. Aquilo que importa é a insinuação, mesmo que feita à custa de um argumento grosseiro: os sacerdotes são pedófilos, portanto a Igreja não tem autoridade moral, portanto a educação católica é perigosa, portanto o cristianismo é um engano e um perigo. Esta guerra do laicismo contra o cristianismo é uma guerra campal; é preciso recuar ao nazismo e ao comunismo para se encontrar outra igual. Mudam os meios, mas o fim é o mesmo: hoje, como ontem, aquilo que se pretende é a destruição da religião. Ora, a Europa pagou esta fúria destrutiva ao preço da própria liberdade.


É incrível que sobretudo a Alemanha, que bate continuamente no peito pela memória desse preço que infligiu a toda a Europa, se esqueça dele, hoje que é democrática, recusando-se a compreender que, destruído o cristianismo, é a própria democracia que se perde. No passado, a destruição da religião comportou a destruição da razão; hoje, não conduz ao triunfo da razão laica, mas a uma segunda barbárie.


No plano ético, é a barbárie de quem mata um feto por ser prejudicial à «saúde psíquica» da mãe. De quem diz que um embrião é uma «bola de células», boa para fazer experiências. De quem mata um velho porque este já não tem família que cuide dele. De quem apressa o fim de um filho, porque este deixou de estar consciente e tem uma doença incurável. De quem pensa que progenitor «A» e progenitor «B» é o mesmo que «pai» e «mãe». De quem julga que a fé é como o cóccix, um órgão que deixou de participar na evolução, porque o homem deixou de precisar de cauda. E por aí fora. Ou então, e considerando agora o lado político da guerra do laicismo contra o cristianismo, a barbárie será a destruição da Europa. Porque, eliminado o cristianismo, restará o multiculturalismo, de acordo com o qual todos os grupos têm direito à sua cultura. O relativismo, que pensa que todas as culturas são igualmente boas. O pacifismo, que nega a existência do mal.


Mas esta guerra contra o cristianismo seria menos perigosa se os cristãos a compreendessem; pelo contrário, muitos deles não percebem o que se está a passar. São os teólogos que se sentem frustrados com a supremacia intelectual de Bento XVI. Os bispos indecisos, que consideram que o compromisso com a modernidade é a melhor maneira de actualizar a mensagem cristã.


Os cardeais em crise de fé, que começam a insinuar que o celibato dos sacerdotes não é um dogma, e que talvez fosse melhor repensar essa questão. Os intelectuais católicos que acham que a Igreja tem um problema com o feminismo e que o cristianismo tem um diferendo por resolver com a sexualidade. As conferências episcopais que se enganam na ordem do dia e, enquanto auguram uma política de fronteiras abertas a todos, não têm a coragem de denunciar as agressões de que os cristãos são alvo, bem como a humilhação que são obrigados a suportar por serem colocados, todos sem descriminação, no banco dos réus. Ou ainda os chanceleres vindos do Leste, que exibem um ministro dos negócios estrangeiros homossexual, ao mesmo tempo que atacam o Papa com argumentos éticos; e os nascidos no Ocidente, que acham que este deve ser laico, que o mesmo é dizer anti-cristão. A guerra dos laicistas vai continuar, quanto mais não seja porque um Papa como Bento XVI sorri, mas não recua um milímetro.


Mas aqueles que compreendem esta intransigência papal têm de agarrar na situação com as duas mãos, não ficando de braços cruzados à espera do próximo golpe. Quem se limita a solidarizar-se com ele, ou entrou no horto das oliveiras de noite e às escondidas, ou então não percebeu o que está ali a fazer.