Una encuesta de la Sociedad Española de Contracepción muestra que casi tres cuartas partes de las mujeres que utilizaron la ‘píldora del día después’ lo hicieron por fallos en el preservativo
por Juan Francisco Jiménez Jacinto
El diario El País publicó en su edición del viernes 30 de septiembre un artículo que bajo el título “Un estudio desmonta la idea de que se abusa de la píldora postcoital” explicaba que, supuestamente, el uso de la ‘píldora del día siguiente’ (PDD) no estaba tan extendida como se cree. Curiosamente, para sostener ese argumento se basaba en un estudio que, paralelamente, demostraba la inseguridad que supone el uso del preservativo como método anticonceptivo debido a su escasa efectividad.
Según la encuesta publicada por la Sociedad Española de Contracepción en la que se basa El País, el 65,3% de las mujeres que utilizan la PDD es como consecuencia de la rotura del preservativo. A este grupo hay que sumarle otro posible fallo de este método de contracepción, el de los preservativos retenidos, que suman por este motivo el 8,1% de los casos de consumo de la PDD.
Es decir, que, en total, el 73,4% de las mujeres que deciden consumir la píldora abortiva es debido a errores del preservativo. Por lo tanto, prácticamente las tres cuartas partes de mujeres que usan la PDD culpan a este método de haberlo hecho.
Confiar en el preservativo, un error documentado
Una vez más los datos de organizaciones que son favorables al aborto, a la contracepción y al uso de diversos métodos contraceptivos como el preservativo y abortivos como la PDD demuestran que confiar en el preservativo es un error que los estudios no se casan de demostrar.
A la vez, la ineficacia de los profilácticos explica el gran uso de la píldora postcoital. Si el preservativo no fallase en una proporción tan importante, el uso de la PDD se vería reducido en sus tres cuartas partes.
También una vez más, se demuestra que el discurso del Santo Padre sobre el incorrecto uso del preservativo como medida eficaz para frenar el sida está en lo cierto. A los argumentos que esgrime el Papa Benedicto XVI se les niega la razón para ignorar la realidad de los datos. Son los fanáticos del mito del preservativo y sus bondades.
Precisamente en el año 2009, cuando algunos medios de comunicación quisieron hacer saltar la polémica por las declaraciones del obispo de Roma en las que dudaba de que la promoción del preservativo en el África fuera una buena opción para reducir el número de contagios de sida, el mayor experto en Sida de Harvard dio la razón al Pontífice.
El profesor Edward Green afirmó que existe “una relación entre una mayor disponibilidad de preservativos y una mayor tasa de contagios de sida”. De esta forma el científico avaló las palabras que el Papa dijo en el avión que le llevó a Camerún y en las que afirmó que la postura de la Iglesia es que el problema del sida “no se puede resolver simplemente con la distribución de preservativos: al contrario, existe el riesgo de aumentar el problema”.
En una entrevista con el National Review Online, Green –que no se declaró católico ni contrario al preservativo- afirmó: “El Papa tiene razón. Nuestros mejores estudios muestran una relación consistente entre una mayor disponibilidad de preservativos y una mayor (no menor) tasa de contagios de sida”.
Green afirmó que promocionando el preservativo se provoca una “mayor tasa de contagios”; la realidad enmascaraba entonces y ahora intereses de multinacionales, organismos internacionales y gobiernos.
Las propias mujeres creen que la píldora es abortiva
Por otro lado, el estudio que cita el diario El País también revelaba otro dato significativo: en contra de lo que pretenden sostener diferentes sectores de la opinión pública, el 53% de las mujeres creen que la PDD se trata de una píldora abortiva.
Hay que recordar que la PDD actúa incrementando considerablemente el número de hormonas en la mujer para provocar un período menstrual desfasado. De este modo, se elimina el posible zigoto que se haya formado en el interior del útero de la mujer, lo cual sucede en las siguientes 24 horas al acto sexual.
Si la PDD elimina el zigoto está destruyendo un óvulo ya fecundado por lo que, aunque se trate de una nueva forma de vida humana en sus primeras estaciones, ya representa un ser diferente a la madre que contiene toda la información genética necesaria, independiente e irrepetible de un ser humano diferente.