El arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz
Montes, considera que el obispo de Alcalá de Henares, Juan Antonio Reig
Plá, "está siendo objeto de una ofensiva descalificadora por parte de
ciertos lobbies gays y de algunas formaciones políticas", tras el sermón
que pronunció el pasado Viernes Santo en la catedral complutense. A
través de un comunicado, el responsable de la Iglesia Asturiana ha
mostrado su solidaridad con el prelado madrileño, quien considera que
dijo "lo que cualquier obispo podemos y debemos decir en virtud de lo
que creemos"
Así ha salido al tanto de la polémica surgida tras las afirmaciones de Reig, quien en su sermón, afirmaba lo siguiente: "quisiera decir una palabra a aquellas personas llevados por tantas ideologías que acaban por no orientar bien lo que es la sexualidad humana. Piensan ya desde niños que tienen atracción hacia las personas de su mismo sexo y, a veces, para comprobarlo se corrompen y se prostituyen o van a clubs de hombres nocturnos. Os aseguro que encuentran el infierno".
"El delito" de Reig, según Sanz, "consiste en haber dicho que hay gente destruida no por la homosexualidad, sino por la vivencia desgarradora de esa circunstancia, tan desgarradora que terminan destruidos afectiva y psicológicamente". "Que quieran censurar a un Obispo como Mons. Reig, que lo quieran excluir como si fuera un proscrito, por haber dicho lo que cualquier Obispo podemos y debemos decir en virtud de lo que creemos, con respeto y con verdad, es señal del cinismo hipócrita con el que algunos representantes de sus ideologías con carnet, pretenden asustar con amenazas como si fueran el ´Gran Gendarme´ del personal", ha criticado el arzobispo de Oviedo, para quien "no es algo aislado, sino el ataque frontal contra la Iglesia".
Respeto a los homosexuales
Manifiesta igualmente su "respeto solidario a las personas homosexuales que no quieren vivir en ningún infierno de escarnio y reprobación, ni en ningún infierno de falsedad". Así ha relatado su experiencia de trato con personas homosexuales, "que frecuentemente son utilizados ideológicamente, personas llenas de dignidad que fueron objeto de burlas y que no se sienten representados por grupos de presión gay".
Sanz asegura que en sus años de estudios en Austria y Madrid tuvo que atender a homosexuales que "venían a pedirme ayuda en un momento de confusión, de duda, de dolor, de incomprensión ajena y de incomprensión propia". "Personas llenas de dignidad que tienen que habérselas con una situación compleja para la que no tienen palabras y que ellos mismos no terminan de comprender tantas cosas que les llenan de interrogantes", las define.
"Me llamaba la atención cómo ellos no banalizaban su difícil situación, cómo no querían una defensa de sus derechos cuando no eran sus derechos como personas lo que estaban en entredicho, cómo se distanciaban tanto de los lobbies gays por los que no se sienten representados, como de los que les están utilizando desde la ideología de género", incide el arzobispo, para quien la realidad cotidiana de estos homosexuales "es tremendamente más dura y contradictoria que cuanto exhiben las caravanas de los días del orgullo (¿?) gay".
Defiende también "la postura doctrinal de la Iglesia católica sobre la homosexualidad", pues "recuerda las enseñanzas del catecismo de la Iglesia sobre esta condición humana, para la que reclama, a su vez, acogida, respeto y delicadeza". "Los homosexuales no deben ser objeto de discriminación", afirma Sanz, quien asegura que "lo que la Iglesia Católica piensa sobre la homosexualidad, recoge el respeto grande que estas personas nos merecen".
Así ha salido al tanto de la polémica surgida tras las afirmaciones de Reig, quien en su sermón, afirmaba lo siguiente: "quisiera decir una palabra a aquellas personas llevados por tantas ideologías que acaban por no orientar bien lo que es la sexualidad humana. Piensan ya desde niños que tienen atracción hacia las personas de su mismo sexo y, a veces, para comprobarlo se corrompen y se prostituyen o van a clubs de hombres nocturnos. Os aseguro que encuentran el infierno".
"El delito" de Reig, según Sanz, "consiste en haber dicho que hay gente destruida no por la homosexualidad, sino por la vivencia desgarradora de esa circunstancia, tan desgarradora que terminan destruidos afectiva y psicológicamente". "Que quieran censurar a un Obispo como Mons. Reig, que lo quieran excluir como si fuera un proscrito, por haber dicho lo que cualquier Obispo podemos y debemos decir en virtud de lo que creemos, con respeto y con verdad, es señal del cinismo hipócrita con el que algunos representantes de sus ideologías con carnet, pretenden asustar con amenazas como si fueran el ´Gran Gendarme´ del personal", ha criticado el arzobispo de Oviedo, para quien "no es algo aislado, sino el ataque frontal contra la Iglesia".
Respeto a los homosexuales
Manifiesta igualmente su "respeto solidario a las personas homosexuales que no quieren vivir en ningún infierno de escarnio y reprobación, ni en ningún infierno de falsedad". Así ha relatado su experiencia de trato con personas homosexuales, "que frecuentemente son utilizados ideológicamente, personas llenas de dignidad que fueron objeto de burlas y que no se sienten representados por grupos de presión gay".
Sanz asegura que en sus años de estudios en Austria y Madrid tuvo que atender a homosexuales que "venían a pedirme ayuda en un momento de confusión, de duda, de dolor, de incomprensión ajena y de incomprensión propia". "Personas llenas de dignidad que tienen que habérselas con una situación compleja para la que no tienen palabras y que ellos mismos no terminan de comprender tantas cosas que les llenan de interrogantes", las define.
"Me llamaba la atención cómo ellos no banalizaban su difícil situación, cómo no querían una defensa de sus derechos cuando no eran sus derechos como personas lo que estaban en entredicho, cómo se distanciaban tanto de los lobbies gays por los que no se sienten representados, como de los que les están utilizando desde la ideología de género", incide el arzobispo, para quien la realidad cotidiana de estos homosexuales "es tremendamente más dura y contradictoria que cuanto exhiben las caravanas de los días del orgullo (¿?) gay".
Defiende también "la postura doctrinal de la Iglesia católica sobre la homosexualidad", pues "recuerda las enseñanzas del catecismo de la Iglesia sobre esta condición humana, para la que reclama, a su vez, acogida, respeto y delicadeza". "Los homosexuales no deben ser objeto de discriminación", afirma Sanz, quien asegura que "lo que la Iglesia Católica piensa sobre la homosexualidad, recoge el respeto grande que estas personas nos merecen".