El actual gobernador de Texas apoya la labor del Manto de Guadalupe de Eduardo Verástegui contra el aborto.
In Religión en Libertad
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En la opinión pública norteamericana va creciendo la convicción de que Barack Obama puede ser un presidente de un único mandato. La media de las encuestas ofrece una desaprobación del electorado cada vez más pronunciada, y, sobre todo, ha sufrido en los últimos días tres severas derrotas.
Una, su claudicación ante los republicanos en las medidas destinadas a evitar la suspensión de pagos a la que pudo verse abocado recientemente Estados Unidos.
Dos, la rebaja de la calificación de la deuda soberana estadounidense por parte de Standard & Poor´s, algo que no había sucedido jamás.
Y tres, la decisión de un tribunal de apelaciones de considerar la reforma sanitaria de Obama como parcialmente inconstitucional, una bomba de relojería que puede llegar a tiempo de estallar en plena campaña de la reelección.
Unanimidad provida
Todo ello dispara las posibilidades de los aspirantes republicanos. Y la totalidad de los candidatos a la nominación en las primarias que comenzarán en febrero ha mostrado, en mayor o menor medida, su oposición al aborto.
Y es que no sólo es imposible ahora mismo para los republicanos ganar la nominación sin ese pronunciamiento, sino que ya tampoco cuenta como un factor negativo entre parte del voto demócrata. La opinión pública norteamericana cambió hace tiempo y es mayoritariamente provida, según varias encuestas.
En ese sentido, este sábado sucedieron dos hechos significativos.
Candidato, por fin
Por un lado, Rick Perry anunció por fin lo que se barruntaba hace semanas: que competirá por la nominación. Y es, según los analistas, el único que puede derrotar al hoy por hoy favorito, Mitt Romney, mormón y ex gobernador de Massachusetts, a quien se ha acusado en más de una ocasión de un antiabortismo tibio y oportunista.
El gobernador de Texas, por el contrario, ordenó recientemente que toda mujer que quiera abortar se someta a un ultrasonido, algo que los abortorios detestan porque conocen el poder disuasorio para una madre de "ver" a su hijo. Además, Perry apoyó con su presencia un multitudinario acto provida en California de la organización Manto de Guadalupe, que creó y dirige Eduardo Verástegui, productor e intérprete de Bella.
Gana el Tea Party
Por su parte, Michelle Bachmann, la candidata del Tea Party más antiabortista, ganó la encuesta especial celebrada ayer en Iowa, el primer estado que se asoma a las primarias. Esta encuesta no tiene valor real, es decir, no se eligen compromisarios, pero se realiza mediante votación, por lo que tiene un importante valor como termómetro.
La victoria de Bachmann, cuyo marido tiene una clínica que ofrece terapia a los homosexuales que quieren dejar de serlo y por eso cuenta con la aversión del lobby gay, es el respaldo que faltaba a la congresista por Minnesota para consolidar su candidatura.
Un buen "ticket"
Muchos analistas consideran que el tándem de Perry, con un perfil más centrista, y Bachmann, que movilizaría al ala derecha del Partido Republicano, tiene fuerza suficiente para derrotar la maquinaria de imagen de Obama.
Y sería la "tormenta perfecta" del movimiento provida, al situar como presidente y vicepresidente a dos personas con suficientes compromisos públicos al respecto como para esperar un cambio real de política.
La solución, entre febrero y agosto de 2012, primero, y en noviembre, después.
Una, su claudicación ante los republicanos en las medidas destinadas a evitar la suspensión de pagos a la que pudo verse abocado recientemente Estados Unidos.
Dos, la rebaja de la calificación de la deuda soberana estadounidense por parte de Standard & Poor´s, algo que no había sucedido jamás.
Y tres, la decisión de un tribunal de apelaciones de considerar la reforma sanitaria de Obama como parcialmente inconstitucional, una bomba de relojería que puede llegar a tiempo de estallar en plena campaña de la reelección.
Unanimidad provida
Todo ello dispara las posibilidades de los aspirantes republicanos. Y la totalidad de los candidatos a la nominación en las primarias que comenzarán en febrero ha mostrado, en mayor o menor medida, su oposición al aborto.
Y es que no sólo es imposible ahora mismo para los republicanos ganar la nominación sin ese pronunciamiento, sino que ya tampoco cuenta como un factor negativo entre parte del voto demócrata. La opinión pública norteamericana cambió hace tiempo y es mayoritariamente provida, según varias encuestas.
En ese sentido, este sábado sucedieron dos hechos significativos.
Candidato, por fin
Por un lado, Rick Perry anunció por fin lo que se barruntaba hace semanas: que competirá por la nominación. Y es, según los analistas, el único que puede derrotar al hoy por hoy favorito, Mitt Romney, mormón y ex gobernador de Massachusetts, a quien se ha acusado en más de una ocasión de un antiabortismo tibio y oportunista.
El gobernador de Texas, por el contrario, ordenó recientemente que toda mujer que quiera abortar se someta a un ultrasonido, algo que los abortorios detestan porque conocen el poder disuasorio para una madre de "ver" a su hijo. Además, Perry apoyó con su presencia un multitudinario acto provida en California de la organización Manto de Guadalupe, que creó y dirige Eduardo Verástegui, productor e intérprete de Bella.
Gana el Tea Party
Por su parte, Michelle Bachmann, la candidata del Tea Party más antiabortista, ganó la encuesta especial celebrada ayer en Iowa, el primer estado que se asoma a las primarias. Esta encuesta no tiene valor real, es decir, no se eligen compromisarios, pero se realiza mediante votación, por lo que tiene un importante valor como termómetro.
La victoria de Bachmann, cuyo marido tiene una clínica que ofrece terapia a los homosexuales que quieren dejar de serlo y por eso cuenta con la aversión del lobby gay, es el respaldo que faltaba a la congresista por Minnesota para consolidar su candidatura.
Un buen "ticket"
Muchos analistas consideran que el tándem de Perry, con un perfil más centrista, y Bachmann, que movilizaría al ala derecha del Partido Republicano, tiene fuerza suficiente para derrotar la maquinaria de imagen de Obama.
Y sería la "tormenta perfecta" del movimiento provida, al situar como presidente y vicepresidente a dos personas con suficientes compromisos públicos al respecto como para esperar un cambio real de política.
La solución, entre febrero y agosto de 2012, primero, y en noviembre, después.