Ya por varias semanas Polonia ha sido
testigo de una acalorada discusión sobre "la enorme red oculta de
homosexuales en la Iglesia", provocada por la reciente publicación del
libro del P. Tadeusz Isakowicz-Zaleski titulado Chodzi mi tylko o prawde.[1]
Algunos niegan la existencia de tal red subterránea y proponen tesis
profundamente inconsistentes con la enseñanza de la Iglesia, ambas cosas
están en desacuerdo con la verdad.[2] El problema es serio, por lo cual
creo que debo unirme a la discusión, ya que a mí también me importa la
verdad, y antes que nada me importa el bien, el bienestar fundamental
del hombre y de la Iglesia-la comunidad básica en la que el hombre vive.
Cualquier discusión tiene que tener como punto de partida la
suposición axiomática que cualquiera de nosotros puede saber con certeza
sólo un poco, y que ese poco puede estar parcialmente equivocado. Eso
debiera resultar en que cualquier opinión sea presentada con humildad y
que los argumentos, tanto de nuestros asociados como los de nuestros
oponentes sean escuchados con atención. De esa forma nos podemos
beneficiar y corregir mejor el poco de conocimiento que nos toca.
Permanecerá siempre como fracción pero será, a un grado mayor, aumentado
y purificado de error. Tal es la bendición que trae un diálogo honesto y
es en tal espíritu en el que debemos proceder.
Siento que debo tomar una posición como resultado de mi participación
en la crítica filosófica de la ideología y la propaganda homosexuales
(que abreviaré como homoideología y homopropaganda respectivamente) con
las cuales he lidiado por ya algunos años a pedido y con el aliento de
muchos cardenales y obispos.[3] Al hacerlo he acumulado lo que es,
probablemente, la mayor colección de escritos sobre dicho tópico en el
idioma polaco y he amasado una de las más grandes colecciones de datos.
Esto se ha logrado con la ayuda de muchos amigos y aliados, tanto laicos
como religiosos, profesores universitarios y médicos y una gran
cantidad de otras personas a quienes no conocía de antemano pero que,
alentados por las opiniones por mí expresadas y habiendo leído mis
artículos, quisieron agregar y corregir mis conceptos. Así he recibido
noticias, resultados de estudios científicos y documentos oficiales de
diversas partes de Polonia y de otras regiones del mundo, en particular
de los Estados Unidos, Gran Bretaña, Irlanda, Alemania, Austria, Holanda
e Italia, como así también, en primer grado de importancia, de la Santa
Sede. Di comienzo a mi obra contendiendo contra una amenaza mortal
externa al Cristianismo, pero luego descubrí gradualmente que la
división no es tan simple. El enemigo no está solamente fuera de la
Iglesia sino también dentro de ella, en ocasiones perfectamente
camuflado como el caballo de Troya. Lidiamos no solamente con el
problema de la homoideología y el homolobby fuera de la Iglesia, sino
también con un problema análogo intramuros, donde la homoideología
adquiere la forma de una homoherejía. Uno no tiene que estudiar siquiera
los archivos del Instituo Nacional de la Memoria, que es apenas una de
mis muchas fuentes de información. Estos hechos son evidentes por sí
mismos hasta en esos países en que no se ha oído para nada de semejante
institución. Es suficiente con juntar información confiable de los
medios laicos y católicos en lo que toca a los años recientes,
agregándola al conocimiento de la naturaleza humana, más algo de lógico
sentido común, para sumar dos más dos y luego estudiar los documentos
que presentan la respuesta de la Iglesia a esos hechos.
Un fenómeno global
Primero debemos exponer la mentira más común que se nos presenta en
los medios. Se habla de la pedofilia entre los clérigos, cuando en
realidad el caso más frecuente es el de efebofilia, que es una
perversión de los adultos homosexuales que se sienten atraídos, no a los
niños, sino a los jóvenes en la pubertad y adolescencia. Es una
desviación típica de la homosexualidad. Básicamente se conoce que los
hechos muestran en realidad que más del 80% de los casos de abusos
sexuales de menores por clérigos reportados en los Estados Unidos ¡son
casos de efebofilia y no de pedofilia![4]
El hecho de que esto haya sido cuidadosamente ocultado e ignorado
revela claramente la hipocresía del homolobby en el mundo y en la
Iglesia. Es muy importante que este hecho sea expuesto.
La situación es similar en otros países y por lo tanto es importante
notar que los escándalos por el abuso sexual que han sacudido a la
Iglesia en el mundo entero fueron mayormente la obra de clérigos
homosexuales. La Iglesia ha pagado un precio doloroso por las tremendas
ofensas a las que ha sido expuesta y ha perdido mucha credibilidad. Esto
ha causado dificultades dramáticas tanto en lo espiritual como en lo
material para muchas diócesis, monasterios y seminarios, resultando en
iglesias vacías en provincias enteras de la Iglesia.[5] Se estima que
la Iglesia en los Estados Unidos ha tenido que pagar más de 1.500
millones de dólares en daños legales hasta el momento.[6] Nada de eso
hubiera sido posible sin la existencia de un considerable apoyo oculto
gracias al cual los fiscales del caso normalmente revelan sólo una
pequeña parte del problema, la punta del témpano, por decírlo así.
Los escándalos han incluído también a aquellos que ocupan los altos
cargos. En Polonia, por ejemplo, el Arzobispo Juliusz Paetz fue cesado
en su cargo como Obispo de Poznan en el año 2002. En Irlanda, tan
similar a Polonia en términos espirituales e históricos, y siendo tan
católica, varios obispos han sido removidos de sus cargos en años
recientes, incluído John Magee, Obispo de la Diócesis de Cloyne, cesado
en 2010 por encubrir las ofensas de pedofilia y efebofilia cometidas por
19 sacerdotes de su diócesis. Antes de eso, los padres Paetz y Magee
trabajaron juntos en el Vaticano por muchos años como parte del grupo
más influyente y más cercano a los últimos tres Papas. Los extremos a
los cuales los militantes homosexuales de sotana pueden llegar se pueden
observar en la conducta de alguien particularmente "liberal" y "de
mente abierta", el Arzobispo Rembert Weakland, quien rigió la diócesis
de Milwaukee, Wisconsin en Estados Unidos desde 1977 hasta el 2002.
Admitió abiertamente ser homosexual y haber tenido muchos amantes en su
vida. Durante su tiempo a cargo-25 años-se opuso continuamente al Papa
en muchos asuntos, criticando particularmente y rechazando la enseñanza
del Magisterio sobre la homosexualidad. Apoyó y protegió a los
homosexuales activos en su diócesis ayudándolos a evitar la
responsabilidad legal por sus repetidas ofensas. Al dejar su cargo se lo
acusó de un fraude de medio millón de dólares perpetrado para ayudar a
su ex-pareja.
Una de las personas más influyentes en la Iglesia en su tiempo,
Marcial Maciel Degollado, fundador de los Legionarios de Cristo, resultó
ser un bisexual que perpetró serios delitos sexuales contra muchos
miembros y estudiantes menores de edad en su propia congregación,
incluído uno de sus propios hijos.
Los cuatro continuaron sin castigo por un largo tiempo, a pesar de
las muchas quejas y cargos presentados a lo largo de los años años
contra ellos en Roma. Sólo el exponerlos ante el Papa directamente o en
los medios dió finalmente resultado. De otro modo, todo fue bloqueado a
los niveles más bajos de la jerarquía local y por la curia vaticana. Lo
mismo sucedió en muchos otros casos.
Por ejemplo, pasaron varios años antes que los obispos Patrick
Ziemann, de Santa Rosa en California (1999), Juan Carlos Maccarone, de
Santiago del Estero en Argentina (2005), Georg Müller, de Trondheim y
Oslo en Norway (2009), Raymond John Lahey de Antigonish en Canada
(2009), Roger Vangheluw de Brujas, en Bélgica (2010), John C. Favalora,
de Miami (2010) y Anthony J. O'Connell, de Palm Beach en Florida (2010)
fueran cesados en sus cargos por estar activamente envueltos en, o
encubrir las actividades de pedofilia homosexual o efebofilia. Medidas
similares tuvieron que ser tomadas con respecto a algunos otros obispos
que ocultaron o disimularon tales ofensas. Lo mismo le toca a muchos
sacerdotes influyentes. No solo el número de ofensas sexuales serias
prueba el poder de la red subterránea, sino también-y en mayor medida-el
grado al que ha sido perturbado el proceso de elección entre los
candidatos a un obispado. Cabe preguntar a quiénes se les permitió
"hacer carrera" en la Iglesia a pesar de haber perpretrado tales ofensas
y de haber llevado una doble vida. Esto se confirma aún más por la
eficiencia con que tales casos fueron encubiertos y disimulados, la
frecuencia de los impasables bloqueos a todo intento de la Iglesia para
proteger a los damnificados en su esfuerzo por alcanzar un mínimo de
verdad y justicia. Ha sido difícil a veces tomar las obvias medidas
apropiadas contra los homosexuales, tantas dificultades extrañas han
surgido que aún la más mínima victoria en esa área es limitada, parcial
y temporaria. Somos testigos de un terrible fenómeno-sucede que la
comodidad de los perpetradores homosexuales es más importante que el
destino de los niños y jóvenes, o el destino de la entera Iglesia. Si
eso hubiera sido hecho con deliberada intención, debería ser considerado
alta traición. ¡La Iglesia sería culpable de haber traicionado a la
juventud! Esto también puede ser visto en el temor y la confusión del
clero, particularmente en ciertas diócesis y congregaciones cuando se
enfrentan a ese asunto-se refugian en el silencio sin poder articular
las más elementales afirmaciones en favor de lo que la Iglesia enseña
sobre el asunto. ¿De qué están asustados? ¿De dónde viene ese miedo que
invade a grupos enteros de hombres adultos y maduros? ¿Y dónde salen las
neurosis, las enfermedades del corazón y otras aflicciones que
aparecen en sacerdotes que de todas maneras se oponen a este fenómeno
especialmente para proteger a los niños y a la juventud? Deben estar
temerosos y temen caer en el disfavor de ciertos poderosos y amenazantes
grupos de influencia.[7]
Para que ese mal se oculte y se tolere, es necesario que ciertas
personas ocupen puestos clave, y no sólo es necesario que haya un
homolobby, sino también que exista una homocamarilla o una homomaffia.
De hecho, eso es lo que el presente Ministro de Justicia polaco,
Jaroslaw Gowin, denomina a tal grupo cuando hace referencia al escándalo
de los abusos homosexuales cometidos por sacerdotes en la diócesis de
Plock, a los delitos de abuso sexual contra los jóvenes y seminaristas, y
al encubrimiento de tales hechos. El declaró que cuando intervino en la
Iglesia, en el caso del arzobispo Paetz, tuvo la impresión de estar
tratando con una maffia que negaba brutalmente los hechos y principios
más obvios.[8]
El Padre Charles Scicluna hizo referencias similares recientemente.
El es el principal responsable de procesar tales casos en la Iglesia, un
"fiscal" en la Sección Disciplinaria de la Congregación para la
Doctrina de la Fe. Habló durante el simposio titulado Hacia la Curación y el Renuevo
que tuvo lugar en Febrero de 2012 en Roma; dedicado al problema del
abuso sexual en la Iglesia.[9] Hablando de parte de Benedicto XVI
condenó fuertemente, no sólo a los perpetradores sino también a sus
superiores en la Iglesia que encubrieron las acciones de ellos. Llamó
también a oponerse con firmeza a tal conducta, a cooperar abiertamente
con la policía tomando el ejemplo de limpieza que da la Santa Sede.
Cuanto más organizados estén los ofensores, tanto más tendrán éxito en
hacer daño a otros y en destrozar la credibilidad de la Iglesia. De esa
manera, el poderoso impulso en favor de la decristianización del mundo
surge de la misma Iglesia.
Un comentario particularmente valioso para esta discusión ha sido
hecho por el P. Józef Augustyn S.J., quien dijo: "El problema, en mi
opinión, no está "en ellos" sino en nuestra reacción"ante ellos". ¿Cómo
podemos reaccionar nosotros, los sacerdotes comunes y nuestros
superiores ante la conducta de ellos? ¿Cederemos al miedo, daremos un
paso atrás, nos llamaremos a silencio, haremos de cuenta que el problema
no existe? ¿O nos enfrentaremos al problema, seremos claros, los
extraeremos de sus posiciones, los cesaremos en sus cargos? Esos no
deben trabajar en seminarios o tener ninguna posición importante. Si el
lobby homosexual existe y tiene algo que ver en las estructuras de la
Iglesia, es porque nosotros se lo permitimos, nos rendimos, nos
retiramos, hacemos de cuenta que no existen y así por el estilo ...
La Santa Sede ... nos ha dado una clara señal, directivas que
muestran cómo deben ser resueltos tales problemas. Encubrir el
comportamiento deshonesto de las personas, algo que tarde o temprano
será descubierto de todas maneras, destruye la autoridad de la Iglesia.
Los fieles espontáneamente se preguntan si una comunidad que tolera
tales cosas es confiable. Si suponemos a priori que nunca ha existido un
lobby de sacerdotes homosexuales, y que tal cosa no existe ni existirá,
estamos apoyando este fenómeno de hecho. El lobby homosexual del clero
se escapa sin pagar las consecuencias y se convierte en una seria
amenaza".[10]
Los mecanismos de formación de la homocomunidad
Como se puede apreciar en los ejemplos anteriores, le debe haber sido
permitido al lobby hacer lo que quisiera por un largo tiempo para que
tal situación fuera-y todavía sea-posible. Sin embargo una mayoría
normal no puede ser intimidada por una minoría de perturbados. Por lo
tanto es necesario entender los mecanismos que permiten que esa
camarilla haya llegado a tener tanta influencia.
Todo comienza con el hecho de que es mucho más difícil llegar a ser
un buen sacerdote para un seminarista con inclinaciones homosexuales o
con una orientación homosexual establecida. Por otro lado, el sacerdocio
le puede resultar atractivo, pues parece un lugar natural para sus
inclinaciones, ya que puede estar en compañia de hombres, como así lo
prefiere, sin tener que explicar la ausencia de mujeres en su vida. Por
el contrario esto es, después de todo, visto como un gran sacrificio por
el Reino de los Cielos, el renunciar al gozo del matrimonio aunque él
no sea material matrimonial de todas maneras. La situación parece serle
por demás cómoda. En consecuencia, si nada se requiere de tales jóvenes,
en ciertas congregaciones o diócesis puede haber un mayor número de
ellos que en el promedio del mundo, mucho más que el 1,5%.[11] Su número
exacto dependerá de cuán dominante sea la posición que hayan logrado
obtener y de cuantos otros clérigos logren intimidar, o de cómo logren
encubrir la importancia del problema.
Por otro lado, la homosexualidad es una herida en la personalidad que
discapacita muchas otras funciones. Tales discapacidades incluyen
relaciones distorsionadas con otros hombres, mujeres y niños; el hábito
de estar constantemente pretendiendo ser otro, escondiendo cosas
importantes en la vida; la costumbre de jugar un juego que previene las
relaciones honestas, profundas y emocionalmente limpias con sus pares y
tutores. También estorba el entendimiento en lo que respecta a la
naturaleza de la feminidad y el matrimonio como el misterio del amor
entre un hombre y una mujer. Además, si un homosexual siente deseos
similares por un hombre que los que siente un hombre sin esa tendencia
por una mujer, tales deseos surgirán constantemente por la cercanía
permanente del objeto de su deseo. Se encontrará en una situación
análoga a aquel hombre normal que tuviera que vivir por muchos años (o
la vida entera) bajo el mismo techo, usando el mismo dormitorio y los
mismos baños que un grupo de mujeres atractivas. La posibilidad de
mantenerse casto en tal situación disminuiría rápidamente. Deberíamos
respetar y tratar de entender a nuestros hermanos homosexuales en la
misma medida que tratamos de entender a cualquier ser humano. Ellos con
frecuencia tratan lo mejor posible y hasta tienen éxito en vivir una
vida decente y hasta una vida santa. Objetivamente, sin embargo, es
mucho, mucho más difícil para ellos y por eso fallan con mayor
frecuencia.
Y, sin embargo, si no son capaces de controlar sus tendencias y se
las ingenian para pasar por los controles del seminario, el verdadero
problema comienza al llegar al sacerdocio o a la vida monástica. Ya no
se benefician de la presencia y control de sus supervisores, su libertad
de acción es mayor. Si ceden a la tentación y comienzan a transitar la
senda de la homosexualidad activa, su situación se vuelve desesperada.
Por un lado, administran los sacramentos, celebran la Santa Misa cada
día, tienen tratos con los más sagrados objetos; y por el otro lado
siguen haciendo lo opuesto, lo cual es particularmente deplorable. De
esta manera se vuelven inmunes a lo que es más elevado, a lo que es
sagrado, su vida moral se atrofia y continúa su derrotero hacia la caída
final. Cuanto más de lo que es elevado muere en ellos, más lugar hay
para lo que es bajo-el deseo de lo material, de las cosas
sensuales-dinero, poder, escalafón profesional, lujuria y sexo. Casi no
se los puede ayudar porque los más grandes medios de formación, la fe y
la gracia, han fallado. Saben muy bien, sin embargo, que pueden ser
expuestos y humillados, por eso se escudan unos a otros y se ofrecen
apoyo mutuo. Cultivan relaciones informales que remedan las de una
camarilla o una maffia, apuntan en particular a alcanzar las posiciones
que ofrecen poder y dinero. Cuando logran llegar a una posición en la
que se toman decisiones, tratan de promover y hacer avanzar mayormente a
aquellos que se les parecen en naturaleza, o al menos, a aquellos a
quienes juzgan demasiado débiles como para que se les opongan. De esta
manera, la posiciones de responsabilidad en la Iglesia pueden quedar en
manos de gente que sufre de profundas heridas interiores y que apenas
muestran el nivel espiritual que se espera de alguien en su cargo; gente
que se ha entregado a la hipocresía y son especialmente inclinados a
ser extorsionados por los enemigos del cristianismo. Gentes que nunca
hablan "desde el corazón", que nunca revelan nada por miedo de ser
avergonzados. En cambio, repiten lo que han aprendido de memoria,
copiando lo que ha sido dicho por otros. Con frecuencia una atmósfera de
hipocresía y de morbosidad se puede detectar a su alrededor.
El
fariseísmo en su forma pura.[12] Aún si no practican activamente la
homosexualidad, como regla tratan de escudar y promover a aquellos que
sí lo hacen, con gran solidaridad, listos para "plantarse" junto a
ellos. De esa manera prefieren su propio bienestar al bienestar de la
comunidad, de acuerdo con la regla que dice "Que la Iglesia caiga en
desgracia, sea ridiculizada y humillada mientras yo y 'mi gente'
quedemos bien cómodos de por vida, mientras haya suficiente como para
satisfacernos". Esto es la omertà en su forma pura. Así de esta manera
pueden llegar a lograr una posición dominante en muchas áreas de la
jerarquía de la Iglesia, volviéndose "eminencias grises" que en efecto
tienen tremendo poder en decidir sobre importantes nombramientos y la
vida entera de la Iglesia. De hecho, puede ser que sean demasiado
poderosos para ser obispos honestos, guiados por buenas intenciones.[13]
La situación entonces, se vuelve desesperada para otros sacerdotes. Los
nuevos clérigos en el estudiantado pueden, por ejemplo, incluir las
jóvenes parejas de los homosacerdotes. Cuando el vice canciller o algún
otro superior trata de removerlos, puede resultar que ellos mismos sean
los despedidos en vez del homoseminarista. O, cuando el vicario trata de
proteger a la juventud de las acciones de un párroco, resulta que el
vicario es el que termina siendo disciplinado, exiliado y mudado a otra
parte. Debe pasar por una odisea por tratar de cumplir valientemente su
deber fundamental. Es posible que sea extorsionado, humillado y difamado
en la parroquia o entre otros párrocos y sea víctima de una campaña
organizada. Cuando un sacerdote o un religioso es molestado por uno de
sus pares o entre otros sacerdotes como víctima de una campaña
organizada, y cuando un párroco o religioso es molestado por uno de sus
pares, o un superior apela por ayuda a una instanci
a superior, frecuentemente encuentra que esa instancia está controlada
por un homosexual aún más ardiente.
Con el correr del tiempo, los miembros de la homocamarilla pueden
lograr tales posiciones y creer que ostentan poderes tan extraordinarios
que los eximirán de castigo para siempre.[14] Sus vidas se vuelven con
frecuencia una diabólica caricatura del sacerdocio, así como el
homomonio es una caricatura diabólica del matrimonio. Como se puede ver
en los medios, por ejemplo, ellos actúan como adictos, volviéndose cada
vez más osados, recurriendo a la violencia. Comienzan a abusarse y a
vejar aún a los que son menores de edad. Hechos gravosos pueden resultar
de esto, incluídos el asesinato y el suicidio.
Supe del obispo Paetz por accidente, cuando un seminarista me lo
contó, temblando de terror y de emoción, de cómo había sido violado por
su propio ordinario. Estaba a punto de perder la fe así como también su
integridad mental y espiritual. No fue trabajo fácil convencerlo que un
hombre no es la iglesia entera, que esa es una razón más para ser
sacerdote para que algo tan maravilloso no quede en manos de gente de
esa calaña. He escuchado muchas historias similares de sacerdotes en
Lomza y Poznan (donde yo mismo serví como ordinario) a quienes conocí
durante simposios académicos nacionales e internacionales. Nuestras
intervenciones a los varios niveles de la jerarquía eclesiástica no
dieron fruto alguno, en vez de ayuda encontramos una pared impasable,
aún en un caso tan flagrante como ése. En el caso de un vicario o de un
catequista, una pequeña parte de tales revelaciones fueron suficientes
como para causar alguna reacción. En ese caso, fue necesaria una
tremenda conmoción en los medios que llegó a oídos del mismo Papa.
Para citar al P. Józef Augustyn una vez más: "La Iglesia no genera la
homosexualidad pero es víctima de hombres deshonestos con tendencias
homosexuales que sacan ventaja de sus estructuras para complacer sus más
bajos instintos. Los sacerdotes que son homsexuales activos son
maestros del disfraz. Frecuentemente son expuestos por accidente. La
verdadera amenaza a la Iglesia son los sacerdotes homosexuales cínicos
que sacan ventaja de sus funciones para provecho propio, a veces en
forma extraordinaria y malvada. Tales situaciones causan gran
sufrimiento a la Iglesia, a la comunidad sacerdotal y a los superiores.
El problema es verdaderamente difícil".[15]
La lucha de Benedicto XVI
Benedicto XVI llegó a conocer bien a ese tipo de clérigos durante su
servicio de largos años en el Vaticano. En repetidas ocasiones ha
insistido en lo chocante que fue para él enterarse de la plaga de abusos
homosexuales en la Iglesia, el tamaño de la organización subterránea y
el daño terrible causado a la juventud y a la Iglesia en general. Nos
recuerda: "Sí, es una gran crisis, tenemos que decirlo. Nos ha
perturbado a todos. De golpe tanta roña. Fue como el cráter de un volcán
del que de repente saliera una nube de roña, oscureciendo y manchándolo
todo de manera que ahora el sacerdocio fuera causa de bochorno y cada
sacerdote estuviera bajo sospecha de ser uno de esos".[16] Fue a esos
sacerdotes que se refirió mayormente cuando era todavía cardenal durante
la famosa Via Dolorosa en el Coliseo en 2005, poco antes de la muerte
de Juan Pablo II y su propio ascenso al Papado:
"¿No deberíamos pensar también cuánto sufre Cristo en su propia
Iglesia? ... ¡Con cuánta frecuencia debe El entrar en corazones vacíos y
malignos! ¡Con cuánta frecuencia celebramos solos sin darnos cuenta que
El está allí! ¡Cuán frecuentemente su Palabra es retorcida y mal usada!
¡Cuán poca fe está presente en tantas teorías, tantas palabras vacías!
¡Cuánta suciedad hay en la Iglesia y aún entre aquellos que en el
sacerdocio debieran pertenecerle completamente a El! ¡Cuánto orgullo,
cuanta autocomplacencia! ... Solamente podemos llamarlo desde la
profundidad de nuestro corazón: Kyrie eleison-Señor sálvanos" (cf. Mateo
8:25). El Papa dijo también: "La más grande persecución de la Iglesia
no viene de sus enemigos externos, sino que surge desde el interior de
la Iglesia".[17] El sabía la tarea que le aguardaba y al tomar su cargo
el 24 de abril de 2005 dijo: "Orad por mí para que no huya por miedo de
los lobos".[18]
Y es por eso es que pasó a la acción resuelta y rápidamente como
Papa. Hizo que una de las prioridades de su pontificado fuera limpiar la
Iglesia del abuso homosexual y prevenir que re-ocurriera en el futuro.
Enérgicamente removió a los clérigos comprometidos de sus cargos. En los
primeros meses después de su elección, aún en 2005, emitió
instrucciones para prohibir estrictamente la ordenación de homosexuales.
La instrucción fue precedida por una carta enviada desde la Santa Sede a
todos los obispos alrededor del mundo, ordenando que los sacerdotes con
tendencias homosexuales fueran inmediatamente removidos de cualquier
función educacional en los seminarios.[19]
Una carta emitida en 2008 por la Congregación para la Educación
Católica prohibió la admisión de homosexuales a los seminarios. Dice
explícitamente que sólo pueden ser admitidos solamente después de haber
sido permanentemente curados.[20] Estos principios fueron confirmados en
2010 por Nota desde el Vicariado de Roma por el Sucesor de San Pedro-una
declaración de pautas para la toda la Iglesia.[21] Un modelo a ser
seguido en tales casos fue también presentado por el Papa en su carta
pastoral a los católicos de Irlanda, también en 2012, sobre los serios
pecados contra niños indefensos.[22]
Al igual que el actual presidente de Alemania, Joachim Gauck, llevó a
cabo una inspección y limpieza exitosa de la antigua Alemania del Este,
su compatriota en el Vaticano ha estado llevando a cabo una
investigación exhaustiva, una limpieza honesta y cristiana de la
Iglesia.[23] El Papa también está tratando de no permitir que un
desastre similar vuelva a suceder en el futuro, prohibiendo
estrictamente el ordenamiento de homosexuales orientados a las personas,
evitando que renazca esa comunidad.
En esto debería hacerse hincapié, ya que en la Iglesia polaca, la
cuestión de la relación entre la homosexualidad y el sacerdocio se ha
subestimado. Parece ser que el gran avance en esa materia realizada por
Benedicto XVI y por la Santa Sede no es suficientemente comprendido
aquí. Sus resultados pueden resumirse como sigue:
1) En lugar de una división entre homosexualidad activa y pasiva, en
sus documentos oficiales, el Santo Padre presenta una división en las
tendencias homosexuales temporales que se producen durante la pubertad, y
las tendencias profundamente arraigadas. Ambas formas son un obstáculo
que impide el acceso a las santas órdenes, por lo que los requisitos
(generalmente temporales) no van más allá de encontrarse libre de la
homosexualidad activa.
2) La homosexualidad es incompatible con el sacerdocio. En
consecuencia está estrictamente prohibido no solamente ordenar hombres
con tendencias homosexuales (aunque sean temporarias) sino también debe
negárseles la admisión a los seminarios.
3) Tendencias homosexuales temporarias deben ser curadas aún antes de la admisión al primer año de estudios del noviciado.
4) Seminarios y monasterios, presbiterios y curias diocesanas deben
estar completamente libres de cualquier forma de homosexualidad.
5) Los hombres con tendencias homosexuales que ya han sido ordenados
como diáconos, presbíteros u obispos quedan válidamente ordenados, pero
están llamados a seguir todos los mandamientos dados por Dios y la
Iglesia. Al igual que otros sacerdotes, deben vivir en la pureza y
desistir de toda actividad nociva para el hombre y la Iglesia, en
particular, de cualquier rebelión contra el Papa y la Santa Sede, o
cualquier otra actividad mafiosa.
6) A los clérigos que sufren de estos trastornos se les recomienda comenzar inmediatamente el tratamiento adecuado.[24]
En la obra de Benedicto XVI Luz del Mundo publicada en 2010,
encontramos el colofón de un pasaje muy importante sobre la
homosexualidad y el sacerdocio. Estas palabras del Santo Padre son, en
cierta forma, un comentario sobre los documentos anteriores de la Santa
Sede. Parece que estuviera hablando "desde el corazón" y es bastante
explícito:
"La homosexualidad es incompatible con la vocación sacerdotal. De lo
contrario, el celibato en sí perdería su significado como renuncia.
Sería muy peligroso si el celibato se convirtiera en una especie de
pretexto para reunir en el sacerdocio a aquellos que no quieren casarse
de todos modos. Porque, en definitiva, su actitud hacia el hombre y la
mujer está de alguna manera distorsionada, fuera del centro, y en todo
caso, no está dentro de la dirección de la creación de la que hemos
hablado.
La Congregación para la Educación tomó la decisión hace unos años, en
el sentido de que los candidatos homosexuales no pueden ser sacerdotes
porque su orientación sexual les aleja del sentido correcto de la
paternidad, de la naturaleza intrínseca del ser sacerdotal. La selección
de los candidatos al sacerdocio por lo tanto, debe ser muy cuidadosa.
Se necesita prestar la mayor atención aquí con el fin de evitar la
intrusión de este tipo de ambigüedad y para evitar una situación en la
que el celibato de los sacerdotes prácticamente terminaría siendo
identificado con la tendencia a la homo-sexualidad".[25]
La importancia que el Papa y la Santa Sede le dan a este asunto se
acentúa por el hecho de que a pesar de la gran escasez de sacerdotes y
nuevas vocaciones en Europa Occidental y en América, la Iglesia no
quiere admitir a dichos candidatos en sus seminarios, los abusos graves
de los clérigos homosexuales han causado ya demasiado mal, demasiados
desastres y han costado demasiado.
Homoherejía en la Iglesia
No todos aceptan las reglas que acabamos de citar. Hay resistencia a
las enseñanzas del Papa. La comunidad homosexual en la Iglesia se
defiende y está atacando. Necesita también una herramienta intelectual,
una justificación y esa es la razón por la cual la homoideología se
apodera de sus mentes, con las palabras y escritos que forman la
homoherejía. La revuelta más abierta contra el Papa y la Iglesia está
encabezada por algunos jesuitas en los Estados Unidos que se oponen
abiertamente a las directivas papales y anuncian que, a pesar de las
decisiones ya mencionadas, seguirán admitiendo seminaristas con
orientación homosexual y que serán especialmente bienvenidos.[26] Tienen
una larga tradición en esa vena, y han sido por años el baluarte de la
homoideología y la homoherejía. Adoptan para sí muchos puntos de vista
de un teólogo moral herético, el ex-sacerdote Charles Curran. Están
también bajo la apabullante influencia de quien fuera su compañero, el
ex-fraile, John McNeill S.J., quien fundó el movimiento pro-homosexual
Dignity y publicó un libro titulado The Church and the Homosexual (La Iglesia y el homosexual,
donde explícitamente rechaza la enseñanza de la Iglesia y adopta la
homoideología. El libro ha recibido un imprimatur de su provincial de
Nueva York, y ha sido re-publicado varias veces a pesar de estar
censurado por el Vaticano. De esta manera ha llegado a ser una biblia
homosexual para muchos Jesuitas americanos. McNeill parece significar
para ellos más que Jesús o San Pablo; por supuesto, mucho menos les
importa el Papa.[27] Las revistas Theological Studies y America
que ellos publican todavía presentan y promocionan ideas
pro-homosexuales. En consecuencia se estima que han logrado el más alto
nivel de saturación homosexual, bien por arriba del 30%. Los
homosexuales se sienten más cómodos con ellos que nunca, mientras que
otros sacerdotes encuentran esa atmósfera específica más y más
inaguantable.[28]
Pareciera que esos jesuitas han reemplazado su cuarto voto
tradicional, prometiendo obediencia al Papa con un nuevo cuarto voto de
archi-desobediencia. No debiéramos estar particularmente sorprendidos o
asombrados, sin embargo, sabiendo que el clero se ha sometido a la
influencia de los tiempos, inclusive las peores influencias. Si son
intelectualmente o moralmente débiles, no sólo están sujetos a esas
influencias sino que han sucumbido a ellas. Esa es una de las fuentes
básicas de herejía en la Iglesia, que ya ha visto tantas de ellas que
necesitaron ser expuestas y superadas en tantas ocasiones. En la edad de
las ideologías fascistas y el marxismo, también tuvimos sacerdotes
fascistas y marxistas en la Iglesia. Ahora que los extremistas de
izquierda promueven a su turno la homoideología, naturalmente tenemos
homoideólogos, y algunas veces también sacedotes homoherejes en la
Iglesia.
En Polonia, su representante más conocido es Jacek Prusak, S.J.,
entrenado por jesuitas americanos, después de todo. Por ocho años ha
tomado la posición de portavoz del homolobby en la Iglesia, luchando sin
dar cuartel para defender esos intereses. Su vocabulario y sus
argumentos parecen a veces citas literales de los manuales de la
homoideología, copiados de sitios homosexuales en la red. Sus escritos
adolecen de numerosos defectos tanto de contenido como de lógica, pero
su objetivo principal es siempre el mismo: la defensa a ultranza de la
homosexualidad en general, y del sacerdocio homosexual en particular-no
importa cuánta manipulación se necesite para lograr ese objetivo.[29]
Cuando sea que un sacerdote o un laico habla defendiendo y explicando lo
que la Iglesia enseña sobre la homosexualidad, exhortando a seguir la
doctrina, deberá esperar un ataque brutal e inmediato de Prusak-a veces
desde las páginas de periódicos particularmente anticristianos. En esta
gran contienda que la Iglesia lucha contra la homoideología, él toma
explícitamente el lado del enemigo y lo hace con fervor. Fue apoyado una
vez por Tadeusz Bartos O.P., aunque no en forma tan agresiva. Desde que
Bartos dejó el sacerdocio y su congregación en el año 2007, se ha
quedado solo en ese papel.[30] Ha probado ser un comentarista mediático
particularmente hostil a la Iglesia en ese sentido. En el 2005, justo
después que fuera ordenada la instrucción que prohibe la ordenación de
homosexuales, J. Prusak publicó una destructiva crítica en un periódico
cuyos editores son bien conocidos por ser propagandistas fanáticos de la
homoideología.[31] Similarmente, en su artículo titulado The Lavender
History of the Church (La historia color lavanda de la Iglesia),
contraría específicamente las intrucciones magisteriales que antes
citamos, reclamando que la orientación homosexual no excluye a un
candidato del sacerdocio. Cuestiona la existencia de un homolobby en la
Iglesia, aún cuando él y sus actividades dan evidencia particularmente
convincente de lo contrario. Así, él se suma a la larga fila de
sacerdotes que presentan puntos de vista contrarios a la enseñanza de la
Iglesia, los cuales promocionan en los medios anticristianos y de
izquierda, agregándose a Michal Czajkowski, el ex-jesuita Stanislaw
Obirek, y el ex-dominico Tadeusz Bartos.
Uno puede constatar esto claramente al comparar las opiniones de
Prusak con las arriba citadas del Papa y con los documentos de la
Iglesia que se mencionan aquí. Uno no puede permitir, sin embargo, que
un sacerdote homoideólogo continúe en sus ataques a la enseñanza de la
Iglesia y a los sacerdotes y laicos que la defienden; no se puede
permitir que una minoría homoideológica domine a la mayoría normal. La
forma en que J. Prusak se opone al Santo Padre es inadmisible y
escandalosa.
Lo que está en juego es la existencia misma de la Iglesia. Ideología y
manipulación deben ser cortadas de raíz, porque si aparecen más
sacerdotes como Prusak, puede ser demasiado tarde. La Iglesia puede
destruirse a sí misma desde dentro-como ya ha sido el caso en muchos
lugares de Occidente. Una Iglesia que se contradice, rechazando su
propia enseñanza, se vuelve inútil y muere-como la Iglesia en Holanda.
Todo lo que es contradictorio en sí mismo está destinado a desaparecer.
La mala teología es mortalmente peligrosa. Un teólogo incompetente
puede reducir la fe, la teología y la filosofía a la mera psicología,
puede infectar el organismo de la Iglesia con los virus de las ideas
enfermizas del enemigo, puede recoger y transmitir enfermedades de
otros. Ese fue, por ejemplo, el caso de Eugene Drewmann un ex- sacerdote
que comenzó como profesor de teología dogmática en Paderborn, y a
través de una reducción de la teología a la psicología terminó en la
"nueva era" y el budismo. Para él, Sigmund Freud y Carl Jung llegaron a
ser más importantes que Jesús y San Pablo. Las consecuencias siempre
esperan a la vuelta de la esquina.[32]
Si se permite la propagación de tales teorías, las consecuencias
pueden ser destructivas para toda la Iglesia, como pasó en Holanda. Fue
allí que la teología enferma de Edward Schillebeecks contribuyó a la
desintegración y a la destrucción casi total de la Iglesia que en un
tiempo estuvo tan llena de vida. Al cabo de más o menos una docena de
años, la llevó al punto de desaparecer. Era como minar los cimientos de
un edificio. Debemos defendernos con toda la resolución en contra de esa
"teología holandesa". Lo que está en juego es que la Iglesia exista o
no exista. Si a los homolobbistas se les permite actuar libremente, en
una docena de años pueden destruir congregaciones y diócesis
enteras-como han hecho en los Estados Unidos, donde la vocación
sacerdotal es considerada cada vez más una profesión homosexual (esto
parece afectar en particular a los jesuitas americanos), o como en
Irlanda, donde los hombres son reticentes a acercarse a los seminarios
vacíos por temor a producir sospechas de padecer ciertos trastornos.
La situación es similar a lo ocurrido a principio de la Reforma
Alemana , cuando países y naciones enteras dejaron la Iglesia, cuando
una de las razones fundamentales de ese estado de cosas fue una
declinación de la moral y un aumento del libertinismo entre los
clérigos, incluído el mismo Papa Alejandro VI. De la misma manera que el
Concilio de Trento trató de salvar a la Iglesia primero por medio del
arrepentimiento y la penitencia, Benedicto XVI trata de salvarla por
medio de limitar el tamaño y la influencia del homolobby dentro de la
Iglesia. Esto muestra su genio profético y científico subrayando su
importancia como uno de los grandes teólogos de nuestro tiempo,
capacitado para participar en una contienda espiritual. Esto puede ser
visto desde una perspectiva un poco más amplia, cuando pensamos sobre
cómo otros teólogos han coqueteado con las ideologías de moda o hasta
han sucumbido a ellas. Como teólogo y obispo, Ratzinger permaneció un
hombre de principios elevados que siempre tomó excelentes, precisas
decisiones. Nunca cayó en la trampa de tales ilusiones y nunca fue presa
de la "teología de la prensa" o de la "teología posmoderna" y de la
irresponsable actitud de ésta que facilita el avance de afirmaciones
profundamente contradictorias con lo que es cristiano. Benedicto no
tiene nada de qué avergonzarse. Y es por esas precisas opiniones que hoy
hay quienes se le oponen tan vehementemente y hasta es odiado en la
Iglesia, especialmente por los miembros del homolobby que representan el
mismo centro de la oposición interna contra el Papa. La grandeza de
Benedicto XVI puede ser observada también en la manera en que sufre todo
eso: apaciblemente, confiando en Dios, pacientemente, cuando
humildemente responde permaneciendo en silencio ante los ataques más
ignorantes de aquellos que están "de su mismo lado". No se defiende
personalmente, lo que le importa primeramente es Cristo y el bienestar
del hombre. Es un gran hombre de ciencia y un testigo fiel de la
Revelación. No solamente es un destacado intelectual sino que también es
un "buen Pastor" que no abandona a sus ovejas o se escapa cuando ve
venir los lobos sino que "da su vida por las ovejas" (cf. Juan
10:12-15).
Él no puede hacer todo por sí mismo, sin embargo. Necesita de todos y
cada uno de nosotros. Necesita el apoyo y la predicación sana en cada
Iglesia local. Es una cuestión de fidelidad a la propia conciencia: la
defensa de la verdad de la salvación, no importa cuánto nos pueda
costar. En este contexto, la grandeza y la santidad de la Iglesia se
puede ver muy bien. La homoideología parece ser tan poderosa y está
siendo promovida agresivamente como el marxismo o el fascismo solían
serlo en el pasado. Su victoria parece inevitable para muchos-al igual
que con las otras ideologías. En esa situación, es ante todo la Iglesia
la que defiende abiertamente la verdad elemental, la que defiende lo que
es razonable. Cuando los demonios de la ira ideológica se ensañan, la
fe debe, paradójicamente, convertirse en tutor y defensor de la razón.
La Iglesia ha sobrevivido a través de más graves dificultades y herejías
peores que ésta. Lo que es absurdo en última instancia, debe
derrumbarse, agotarse y devorarse a sí mismo. No se puede vivir en la
contradicción siempre. No siempre podemos vivir contra la razón, contra
la naturaleza, contra los mandamientos, al igual que no podemos
quedarnos parados de cabeza para siempre. Tenemos que finalmente
pararnos sobre los pies o nos caeremos.
La grandeza de la Iglesia católica se manifiesta también en que puede
admitir sus errores, reconocer las faltas de sus miembros, pedir perdón
por ellos, emprender el camino del arrepentimiento y la purificación.
Otras comunidades son capaces de hacer eso aunque en un grado mucho
menor, a pesar de sus defectos que son mucho mayores. Los medios de
comunicación, que pueden a veces ser llamados COA-Centros de Odio
Anticristiano-presentan la situación como si ese fuera el principal o el
único problema de la Iglesia católica, como si los efebófilos sólo se
encontraran entre los sacerdotes y todo sacerdote debiera ser sospechoso
de la misma cosa. El clero católico fue presentado exactamente de la
misma manera por la propaganda de Goebbels en los tiempos de Hitler, con
los mismos métodos de generalización aplicado a los casos individuales.
Periodistas honestos, sin embargo, dicen: "Podemos ver que la Iglesia
Católica es la única institución que puede hacer algo con la pedofilia.
La pedofilia que es un problema común en todas las comunidades y las
instituciones educativas "[33]
Uno podría preguntarse, entonces, ¿cuándo empezarán a investigar los
periodistas cuál la magnitud del problema entre ellos, incluyendo a los
dueños de los periódicos para los que trabajan, entre aquellos que
marcaron las pautas para las manipulaciones y cazas de brujas en los
medios de comunicación? Puede ser difícil-como por ejemplo en Bélgica y
Lituania, donde incluso las personas en los niveles más altos en la
jerarquía de las distintas autoridades están involucrados en la
pedofilia. ¿Pero dónde está el coraje y el entusiasmo de aquellos
periodistas que han estado tan dispuestos a atacar a la Iglesia?
Estudios confiables muestran que el problema está menos extendido en la
Iglesia Católica. ¿Por qué es entonces que ese problema de la Iglesia es
lo único que se comenta? Según los investigadores, sólo el uno por mil
casos de pedofilia o efebofilia está relacionado con el ámbito de la
Iglesia Católica, en los Estados Unidos solamente de uno a cinco
sacerdotes católicos están implicados en este problema por cada diez mil
personas. [34]
No existe relación entre el celibato y la pedofilia.
Estadísticamente, existe un riesgo mucho mayor, por ejemplo, con
clérigos protestantes casados, maestros en particular maestros y
entrenadores deportivos.[35]
El culpable no es el celibato, contrariamente a lo que a veces se
suele sugerir. Esto ha sido señalado, entre otros, por el Secretario de
Estado del Vaticano, el cardenal Tarcisio Bertone, quien dijo que
"muchos psicólogos y psiquiatras han demostrado que no hay relación
entre celibato y pedofilia, mientras que muchos otros han demostrado que
existe una relación entre homosexualidad y pedofilia". También señala
el hecho de que "el 80 por ciento de los pedófilos condenados en los
Estados Unidos son homosexuales. Entre los sacerdotes condenados por
pedofilia, que representan el 90 por ciento ". Estos datos ponen de
manifiesto que "la Iglesia Católica ha tenido un problema con los
homosexuales en lugar de los pedófilos". Él se apoya en Itrovigne
Massimo, un sociólogo italiano, que nos recuerda que "no hay relación
entre celibato y pedofilia, ya que hay más pederastas entre los clérigos
casados ??que entre los sacerdotes católicos .... En los Estados
Unidos, cerca de mil sacerdotes han sido acusados ??de abuso sexual
contra menores de edad, y sólo alrededor de cincuenta fueron declarados
culpables. Mientras tanto, hubo nada menos que seis mil maestros y
entrenadores deportivos, la mayoría de ellos casados, condenados por el
mismo abuso".[36]
¿No es eso un pase perfecto para los medios de comunicación? ¿Por qué
casi no hablan de ello? Al parecer, sus intenciones no son tanto
proteger a los niños y jóvenes como ayudar a destruir la Iglesia. Si sus
intenciones son honestas, primero se atacaría a los que cometen el
mayor número de estos delitos. Pero la falta de "hombres justos" en el
mundo es mucho mayor que en la Iglesia y además carecen de personas que
estarían dispuestas a hacer algo para solucionar el problema, a correr
el riesgo. Este tipo de incidentes entre los que está envuelto "uno de
los nuestros", se encubren y justifican mucho más de lo que sería el
caso en la Iglesia (por ejemplo, el comportamiento de Roman Polanski en
Hollywood en 1978, que al parecer era común en esa comunidad entonces).
Parecen estar diciendo: "si esto lo hace uno de nosotros, no vamos a
mover un dedo, deje que los niños sean atormentados, no me importa,
siempre y cuando nosotros estemos bien". Aquí está la hipocresía y el
cinismo de los "valientes" periodistas y sus empleadores.
Nuestra contienda
Es importante entender las razones por las que la Iglesia ha sido
incapaz de hacer frente al problema del homolobby durante tanto tiempo.
No es sólo por la influencia de la propia homolobby, donde las quejas
sobre un homosexual de sotana terminan sobre el escritorio de otro como
él, o en el cubo de la basura o, peor aún, en manos del propio
criminal-para que libremente pueda vengarse de sus víctimas. No es la
única maligna solidaridad de grupo que defiende a aquellos que son "uno
de los nuestros", no importa cuán culpables sean.[37]
Hay todavía una razón más y es la ignorancia, el no poder entender la
importancia del problema. Para un sacerdote normal es inconcebible que
algo tan maligno pueda estar ocurriendo a sus espaldas. Además los
clérigos decentes con buenas intenciones, están tan sobrecargados de
trabajo que no creen que puedan cargar con otro problema más. ¿A quién
le interesa lidiar con esa suciedad a menos que se vean forzados a
hacerlo de todos modos? Es por eso que cuando un escándalo enorme
revienta, la gente piensa que, a los tumbos, pero al menos se está
haciendo algo. Después de todo, esto se trata de actividades criminales,
y la Iglesia no es la policía, no tiene las herramientas necesarias
para lidiar con el crimen organizado. Si un sacerdote causa un accidente
automovilístico o comete un crimen financiero, de eso debe ocuparse un
fiscal y no un obispo, o un provincial. Los actos pedófilos o efebófilos
son ofensas graves contra el cuerpo, mente y alma de los niños y los
jóvenes. ¡Qué gran desorden existe en un clérigo que hace cosas como
esas por un momento de placer! Arruinan las vidas de su prójimo. Fue
primeramente a los pedófilos y efebófilos que Cristo dijo "¡Ay de
vosotros! Dijo eso por cualquiera que "cause que uno de éstos mis
pequeñuelos que creen en Mí cometa un pecado. Sería mejor para ese
hombre que se atara al cuello una piedra de molino y fuera arrojado al
mar" (cf. Mateo 18:6-11 y Lucas 17:1-2).
Este abuso es el más daño más
abominable y terrible para un niño normal, es como matar su alma. A
veces la víctima de un efebófilo no es capaz de superar este tipo de
abuso durante toda su vida, no puede confiar confiar en otros, o
respetarse a sí mismo, u obedecer las normas morales. Si un mal tan
brutal es realizado por un clérigo, la cuestión se vuelve aún más
dolorosa, porque el daño es causado por el que le ha predicado bellas
ideas, a quien el muchacho dio su confianza, de quien tenía derecho a
esperar todo lo que es bueno y noble.
Niños abusados ??luego dicen:
"Nunca más voy a ir a la iglesia, todos los sacerdotes son unos
cabrones". A veces, pierden la fe por completo o se unen a alguna secta,
para ya nunca volver a la Iglesia. A pesar de que solían ser parte del
grupo más cercano al joven sacerdote, particularmente involucrados en su
religión, la mayoría de ellos provenientes de familias de creyentes,
que solían ser monaguillos, lectores, asistentes a los campamentos de
verano, retiros, peregrinaciones: eran el tesoro y el futuro de la
Iglesia. El trabajo ardiente de una multitud de padres decentes,
religiosas, catequistas, sacerdotes, obispos, es destruido por los
crímenes de un grupo de hombres viles. En esa situación, los agraviados
pueden ser ayudados especialmente si son defendidos por otro sacerdote.
Ese es el camino más efectivo para restaurar la confianza en la Iglesia;
tener otro sacerdote que defienda a la víctima de un compañero
sacerdote pervertido, y lo lleve a la policía. Eso es fidelidad al
hombre y a Cristo. Es necesario, porque un acto de pedofilia o
efebofilia es generalmente uno de una serie de actos viles que debe ser
interrumpida de inmediato.
En dicho asunto, no hay lugar a dudas, no importa lo mucho que hay
en riesgo, no importa con quien podríamos caer en desgracia, no importa
lo que se pueda perder. Al igual que un padre tiene el deber de morir
para defender a su hijo si es necesario, un sacerdote tiene el deber de
morir para defender todos y cada uno de sus pequeños que son hijos de
Dios. En Polonia, la situación es particularmente peligrosa debido a que
algunos homosexuales ancianos y efebófilos con sotana pueden tener
conexiones con el servicio de seguridad del sistema comunista anterior y
otros servicios especiales. Muchos colaboradores y soplones fueron
reclutados entre ellos, ya que eran especialmente propensos al chantaje.
Algunos, todavía están siendo chantajeados hoy. Si sus actos viles
están expuestos, los funcionarios de esos servicios no tendrán nada con
que chantajearlos y por lo tanto su fuente de ingresos regulares se
secará. Es por eso que un sacerdote que se levanta en defensa de la
juventud y se opone a un pedófilo o efebófilo influyente puede sufrir
un calvario. Puede encontrarse haciendo frente no sólo a la homomaffia
en la Iglesia local, sino también a las viejas estructuras de servicios
especiales. Y ellos son expertos en maltrato y asesinato de clérigos,
como ocurrió hasta hace poco tiempo, no sólo con el Beato Padre Jerzy
Popieluszko, sino también con los padres Zych, Niedzielak, Suchowolec y
otros.
Por lo tanto, la homomaffia en la Iglesia debe ser tratada de una
manera muy profesional-debemos actuar como un fiscal o un oficial en el
campo de batalla. Debemos ser conscientes de que la otra parte puede
haber sido degenerada internamente por décadas de vivir en el pecado y
la hipocresía, que pudieron haber descendido hasta el nivel de
criminales ordinarios, que están dispuestos a hacer incluso las peores
cosas, tanto en palabras como actos, para defender sus intereses y su
posición.
Tenemos que estar preparados, y no se sorprenda incluso si nos
insultan con las peores maldiciones, si se nos acusa de las peores
cosas, porque es "de la abundancia del corazón que habla la boca" (cf.
Mateo 12:34). Alguien que ha cometido pecados graves durante decenas de
años está dispuesto a hacer cosas por lo menos igualmente viles para
ocultar el mal y evitar la responsabilidad. Es mucho más fácil mentir y
decir "no he hecho nada malo" que golpear o matar a alguien.
Es importante que encontremos con un grupo grande de personas de
buena voluntad para que nos proteja y apoye lo que hacemos.[38] Ese
grupo debería incluir clérigos, tan altas en la jerarquía de lo posible,
expertos en diversos campos, especialistas en registro de archivos,
abogados, policías, periodistas y tantos creyentes como sea posible. Es
bueno el intercambio de información, documentos y pruebas. La red
mundial del homolobbies y la homomaffias debe ser contrarrestada por una
red de personas honestas. Una excelente herramienta que puede ser usada
en esto es el Internet, lo que hace posible la creación de una
comunidad global de personas preocupadas por el destino de la Iglesia,
que han resuelto oponerse a la homoideología y homoherejía.[39] Cuanto
más sepamos, más podremos hacer. Tenemos que recordar que somos como
"ovejas enviadas entre lobos", por lo que debemos ser "prudentes como
serpientes y sencillos como palomas" (Mateo 10:16). Debemos tener el
coraje para levantarnos contra los malhechores, como Cristo tuvo el
coraje de enfrentarse a los fariseos de su tiempo. No podemos construir
nuestras vidas sobre dulces ilusiones, porque sólo "la verdad os hará
libres" (Juan 8:32), y es por eso que "Dios no nos ha dado un espíritu
de timidez, sino un espíritu de poder, de amor y de templanza"(2 Timoteo
1:7).
Todas las intervenciones deben hacerse con sumo respeto y amor por
cada persona, incluyendo a los abusadores. La esencia del cristianismo
se refleja en la voluntad de salvar a todos, y los peores criminales
están especialmente en riesgo de perder tanto su vida terrenal como la
vida eterna, por lo que necesitan una porción abundante de preocupación y
oración sobre todo. La grandeza y la belleza del cristianismo reside en
el hecho de que Abel debe tratar no sólo para salvarse a sí mismo, sino
también a todos los demás, incluído Caín .
El amor y la verdad de la Iglesia
En nuestra lucha por la Iglesia de Jesucristo, no hay que dejarse
engañar por argumentos como: "La Iglesia es nuestra madre, y no hay que
decir cosas malas acerca de la propia madre". Tales palabras se oyen a
menudo entre los que más han lastimado a su madre, los que la han
enfermado gravemente, y ahora se niegan a curarla. Si la mejor madre de
todas está enferma, para tratarla eficazmente necesitamos las mejores
medicinas posibles y el mejor diagnóstico, el más exacto posible. Por lo
tanto, hay que aprender sobre la enfermedad y hablar de ella. Si la
Iglesia en Polonia sigue su curso hacia tiempos más difíciles, si es que
debe prepararse para la persecución, si tiene que resistir y luchar, su
organismo debe estar sano y fuerte, y cualquier gangrena debe ser
eliminada. El Presidente Joachim Hauck, dijo que en la antigua Alemania
del Este el proceso de limpieza y compensación fur resistido con mayor
fuerza por los que más peso tenían sobre su conciencia, aquellos que
habían lastimado a sus hermanos y hermanas más, aquellos quienes más
traicionaron al pueblo.
Cargos similares de deslealtad podrían asignarse contra los mismos
evangelistas, ya que nos informan sobre la traición de Judas, la
negación de Pedro, el ser reprendido por Jesús, la incredulidad de
Tomás y el arribismo de Santiago y Juan. Uno podría preguntarse ¿Por qué
no ocultar la verdad vergonzosa-sobre todo en tiempos de la debilidad
inicial de la primera Iglesia, en los tiempos en que tuvieron lugar las
persecuciones sangrientas , cuando tanto los apóstoles como otros
cristianos fueron asesinados, uno por uno? Y finalmente los mismos
cargos podrían presentarse contra el Señor Jesús. ¿Por qué criticar a
los fariseos de manera tan radical? ¿Por qué exponer públicamente su
injusticia, su falsedad, la hipocresía y la mentira? Era, después de
todo, un ataque a las altas autoridades religiosas y nacionales de su
tiempo, la forma pública de una religión tan valiosa, tan merecedora de
respeto como la del pueblo elegido. Pero los evangelistas lo
escribieron todo, luego describieron la forma en que los sacerdotes
saduceos y fariseos trataron a Jesús durante la Pascua. De esta manera
socavaban en gran medida a las más altas autoridades religiosas y
morales de la nación-y ¡todo eso se hizo durante la noche oscura de la
ocupación romana!
Fue precisamente la lucha pública contra las estructuras sociales de
pecado, contra los fariseos, la que fue una de las áreas más importantes
de la actividad de Cristo. Debemos seguir sus pasos también-en su
valor, en su determinación de luchar contra el mal, en la precisión de
sus argumentos en la exposición de los malhechores. Todo lo que Cristo
hizo es un modelo a seguir en cualquier época. Pero necesitamos cierto
conocimiento para asegurarnos de que nuestra lucha contra el mal sea
eficaz. Y así, recordando que "por sus frutos los conoceréis" (cf. Mateo
7:16), en vista de los acontecimientos de público conocimiento en el
último cuarto de siglo, la reacción de la Santa Sede y los documentos
que se han expedido; es evidente que debemos, de manera explícita y
resuelta decir: sí, hay un fuerte lobby subterráneo homosexual en la
Iglesia (al igual que en muchos otros lugares), que-según el grado de
participación de sus miembros, en función de sus palabras y
acciones-puede ser referido como homoherejía, homolobby, homocamarilla o
incluso homomaffia. Estos círculos de la Iglesia se oponen firmemente a
la verdad, a la moral y a la revelación, cooperan con los enemigos de
la Iglesia, incitan a una revuelta contra el Pedro de nuestros tiempos,
la Santa Sede y la Iglesia entera. Los miembros de ese lobby en la
Iglesia son un grupo relativamente pequeño, pero a menudo ocupan puestos
clave (que están muy ansiosos de alcanzar), crean una estrecha red de
relaciones y se apoyan unos a otros, lo cual los hace peligrosos. Son
peligrosos especialmente para los jóvenes, que se ven amenazados por el
abuso sexual. Son peligrosos para sí mismos, ya que, estando cada vez
más endurecidos en el mal, finalmente pueden "morir en sus pecados"
(Juan 8:23) tal como Cristo advirtió. Son peligrosos para las personas
honestas, laicos y clérigos que se opongan a ellos. Por último, son
peligrosos para la Iglesia en general, ya que cuando las iniquidades de
ellos son finalmente expuestas, cuando se convierten en un tema para la
cobertura de los medios de comunicación, la fe de millones de personas
se debilita o se destruye. Muchos dicen entonces: "No, en una Iglesia
así no hay lugar ni para mí, ni para mis hijos y nietos". Y así,
depravados adictos homosexuales escandalizan a millones de personas,
poniendo un gran obstáculo en su camino a la fe, a Cristo, y a la
salvación. Y todo eso sólo por pasar unas décadas de vida cómoda en el
pecado. ¿Puede haber un pecado más grande? La Iglesia ha sido concebida
como la más maravillosa, la más hermosa comunidad de amor y de bondad,
para que en ella los creyentes vivan en paz con el Señor y con los
demás. No debemos permitir que nuestro mayor tesoro sea destruido.
Estemos seguros y en paz. Las personas normales, honestas son la inmensa
mayoría. Ellos sólo tienen que ser debidamente informados, movilizados y
unidos en la acción.
Toda verdad, incluso la más difícil, debe llevarnos a trabajar para
mejorar, a luchar por el bienestar del hombre y de la Iglesia. A pesar
de todo pecado y debilidad, lo mejor, lo más hermoso que tenemos es la
Iglesia. El mal, incluso el mal causado por los homosexuales, está
presente en un grado mucho mayor fuera de la Iglesia, en otras
comunidades. Los que nos critican a menudo son como los hipócritas que
no pueden ver "la viga en su propio ojo" (cf. Mateo 7:1-5). Por eso, la
Iglesia es tan odiada ahora y se la ataca con tal vehemencia-porque su
misma existencia es un aguijoneo constante de la conciencia, una
admonición incesante para aquellos que viven en los pecados que son
mucho, mucho mayores que los de algunas de las personas en la Iglesia.
Vamos a mantener las cosas en la perspectiva adecuada. Siempre ha habido
y lo más probable es que hay gente bautizada en la Iglesia que vive
como Caín o Judas, pero no debemos condenar a Abel por ser hermano de
Caín, o rechazar los otros once apóstoles y a Cristo mismo por causa de
Judas. Eso sería un error fundamental, Judas representa sólo el 8% de
los Doce Apóstoles. Pero tampoco debemos permitir que Judas domine y
gobierne la Iglesia. Su influencia no debe ser mayor que la de Juan o
Pablo. Es el Pedro de nuestros tiempos quien es la persona más
importante en la Iglesia, y debe ser escuchado. Benedicto XVI es un gran
don de la Providencia, al igual que su honorable predecesor , Juan
Pablo II. Pongámonos de pie juntos al lado de Benedicto XVI, de la misma
manera que lo hicimos con el Beato Juan Pablo el Grande. Juntos eran un
dúo apostólico maravilloso, ambos sabios y valientes. Estuvieron de
acuerdo y se apoyaron mutuamente en todo-y también en este asunto.[40]
Decir "me voy de la Iglesia, porque es demasiado mala para mí, y
además pecadora", es como decir "Soy demasiado bueno para ella", o decir
en cierto modo que "yo soy el mejor, soy una persona más valiosa que
la Madre Teresa, o que la Virgen o el Señor Jesús mismo", ya que para
ellos esa Iglesia es lo suficientemente buena para quedarse, a amarla y
protegerla.
La Iglesia es como las personas que la componen, y es por eso que es
siempre pecaminosa, pero también siempre santa. Entre los más de mil
millones de sus miembros, hay miles de personas que cometen vilezas y
bajezas, pero también hay cientos de millones de hombres y mujeres
católicos que son honestos y santos. Más de la mitad de ellos son
mujeres-personas que son especialmente sensibles al bienestar del
hombre, a la suerte de los niños y de los jóvenes, al amor puro. Hay
cientos de millones de personas que se esfuerzan en el trabajo, el
matrimonio, la familia, el apoyo y la educación de los hijos. Hay miles
de misioneros y misioneras (más de dos mil sólo en Polonia) que dedican
toda su vida en las condiciones más difíciles, en la mayor pobreza. Hay
alrededor de 700.000 religiosas que tratan de vivir sus vidas tan
incansable y evangélicamente como sea posible. Ahí tenemos a la Madre
Teresa y varios miles de sus hermanas. Porque es la Iglesia la que
tiene la mayor parte de Dios en ella y por lo tanto la mayor parte de la
verdad, la bondad y la belleza que existen. Por eso, ser parte de ella y
siendo cada vez más parte de ella, se puede llegar a las alturas más
elevadas del cristianismo y de la humanidad-como la Beata Madre Teresa
de Calcuta, como el Beato Juan Pablo el Grande, al igual que Benedicto
XVI-las personas más bellas de nuestro tiempo.
Todos estamos invitados a ser santos en la Iglesia del Señor
Jesucristo por la gracia y nuestras propias obras-no importa en qué fase
de desarrollo ni en qué parte de la Iglesia estemos. Todo lo que tienes
que hacer es "levántate y anda" (Juan 14:31).
Cracovia, 8 de Abril de la Pascua del 2012
Publicado originalmente en inglés en el sitio Rorate Caeli
Notas y Referencias
[1] Cf. F. T. Isakowicz-Zaleski, Chodzi mi tylko o prawde [La verdad es lo único que importa]; publ.Varsovia 2012, pp. 114-119.
[2] Cf. F. J. Prusak, Lawendowa historia Kosciola [La Historia Color Lavanda de la Iglesia]; publ. Rzeczpospolita, 26 de marzo del 2012.
[3] En cumplimiento de esa tarea, he publicado una cantidad de ensayos y artículos: Dziesiec argumentów przeciw [Diez argumentos en contra], publ. Gazeta Wyborcza; 28-29.05.2005, pp. 27 and 28; Godne ubolewania wypaczenie [Una Lamentable perversión], publ. Tygodnik Powszechny; 27 (2921) 2005, p. 6; Smieci nie mozna zamiatac pod dywan [No debemos ocultar la basura debajo de la alfombra], publ. Rzeczpospolita 54 (7651) 5.03.2007, p. 3; W tej walce trzeba zaryzykowac wszystko [En esta batalla lo debemos arriesgar todo], publ. Rzeczpospolita; 18.05.2007, p. 8A; Zmaganie z glebi wiary [Una contienda desde las profundidades de la fe], Una entrevista con Katarzyna Straczek and Janusz Poniewierski, publ. Znak 11 (630) 2007, pp. 16-33; O czym mozna dyskutowac na uniwersytecie [Lo que se debe discutir en la universidad], publ. Rzeczpospolita; 8.05.2009, pp. 2; Dezorientacja prawa [Un estado de confusión legal], una declaración conjunta con el defensor general Janusz Kochanowski en una artículo de Przemyslaw Kucharczyk, publ. Gosc Niedzielny; 24.05.2009 (56) 21, pp. 38-39; Na celowniku homolobbystów [Amenazados a punta de pistola por el homolobby], una conversación con Bartlomiej Radziejewski, publ. Fronda; 51 (2009), pp. 188-208; Homoseksualizm nie jest norma [El homosexualismo no es la norma], una entrevista con Bogumil Lozinski, publ. Gosc Niedzielny; 13.09.2009 (56) 37, pp. 36-37; Dwuglos wobec homoideologii [Un dueto de homoideología], publ. Milujcie sie!.
[4] Una verdadera mina de conocimientos sobre el asunto se encuentra en el documento fundamental de la Conferencia de Obispos de los Estados Unidos, un reporte muy confiable fundamentado en estudios muy completos que se llevaron a cabo en las diócesis de los Estados Unidos: The Nature and Scope of Sexual Abuse of Minors by Catholic Priests and Deacons in the United States 1950-2002, (La naturaleza del alcance del abuso sexual en menores por sacerdotes y diáconos católicos en los Estados Unidos 1950-2002, publ. New York 2004, conocido también como el John Jay Report 2004 (Reporte John Jay 2004). http://www.usccb.org/issues-and-action/child-and-youth-protection/upload/The-Nature-and-Scope-of-Sexual-Abuse-of-Minors-by-Catholic-Priests-and-Deacons-in-the-United-States-1950-2002.pdf. Ver también R. Dreher, The Gay Question, (El asunto homosexual) en National Review, 22 April 2002, y R.J. Neuhaus, Rozejm roku 2005? [La tregua del 2005], publ. First Things. Edycja Polska No. 1, Otoño 2006, pp. 13-19, 18.
[5] George Weigel en particular bien culpa de esa situación a los sacerdotes en su libro Odwaga bycia katolikiem [El coraje de ser católicos], trad. polaca de J. Franczak, publ. Cracovia 2005.
[6] Cf. D. Michalski, The Price of Priest Pederasty, (El precio de la pederastia sacerdotal) publ. revista Crisis, Octubre 2001, pp. 15-19.
[7] "Es tan típico que aún cuando la Iglesia halló culpable al obispo Paetz -porque de otra manera tan rara sanción como la cesación en su cargo no le hubiera sido aplicada, los sacerdotes que contribuyeron a la causa, que tuvieron el coraje de defender a los seminaristas, han sido perseguidos desde entonces. Se sospecha que una de las causas de la apostasía (aparte del intento de construir una teología fundamentada en mala filosofía) de F. Tomasz Wieclawski, quien fuera en un tiempo un honesto y admirado profesor de teología, fue la confrontación con ese tipo de maldad en la Iglesia". Cf. W. Ciesla, Pokuta [Penitencia], http://religia.onet.pl/publicystyka,6/pokuta,35716, page1.html.
[8] El ministro J. Gowin declaró eso el 15 de marzo de 2007 en el programa de Jan Pospieszalski's Warto rozmawiac en TVP2 en referencia al escábndalo homosexual en la diócesis de Plock. Cf. A. Adamkowski, Dwaj duchowni do prokuratury [Dos curas son procesados], publ. Gazeta Wyborcza; 3 de marzo de 2007.
[9] Cf. T. Bielecki, Kosciól zmaga sie z pedofilia. Nie holdujmy zasadzie omertà! [La Iglesia contiende con la pedofilia. ¡No sigamos el principio de la omertà!]; publ. Gazeta Wyborcza; 11 de febrero de 2012.
[10] Cf. J. Augustyn, Bez oskarzen i uogólnien [Sin cargos ni generalizaciones], entrevista por T. Królak sobre la homosexualidad entre los sacerdotes por la Agencia de Noticias Católicas el 23 de marzo de 2012: http://ekai.pl/wydarzenia/temat_dnia/x52614/bez-oskarzen-i-uogolnien/?print=1
[11] F. Hans Zollner SJ, Decano del Instituto of Psicología de la Pontificia Universidad Gregoriana en Roma, dijo que "en círculos laicos ... el número de chicas jóvenes abusadas es mayor que el número de muchachos abusados. ¿Por qué es eso? Esto ciertamente apunta a un mayor porcentaje de personas con tendencias u orientación homosexuales en esas comunidades eclesiales en los que ocurren más casos de pedofilia con un toque de homosexualidad que en la sociedad en general". (F. J. Augustyn SJ, Koscielna Omertà [Omertà en la Iglesia], entrevista con F. Hans Zollner S.J., trad. polaca por F. B. Steczek S.J., publ. Rzeczpospolita; 19 de abril de 2012).
[12] Esto también explica parcialmente por qué los representantes de ambos grupos a veces despliegan tal mediocridad, tanto en términos morales como intelectuales. Y aún así, es tan inmensamente importante si la Iglesia es guiada por obispos como Wojtyla, Wyszynski, Nagy, Jaworski, Nossol, Nowak, Pietraszko y Malysiak, o como Paetz, Magee o Weakland.
[13] Por ejemplo, cuando Jozef Glemp fue nombrado Arzobispo de Varsovia, el Primado de Polonia dijo: "Cuando llegué a esta diócesis, me sorprendió ver lo fuerte que es el lobby homosexual en la Iglesia". Cf. el blog de F. Wojciech Lemanski: http://natemat.pl/5729,ks-lemanski-juz-prymas-glemp-mowil-o-silnym-lobby-homoseksualnym. Otro cardenal polaco dijo: "La tarea más difícil es lidiar con el lobby homosexual".
[14] El mecanismo de formación de tales "homocamarillas" y "homomaffias", el mutuo y monstruoso "ayúdame que yo te ayudaré" es de hecho sociológicamente muy típico de los servicios de tipo "uniforme", que emplean casi exclusivamente hombres que permanecen en una fuerte relación jerárquica de subordinación. Problemas similares surgen en el ejército, la policía, o el sistema carcelario. Es destructivo para cualquier comunidad humana- cuando las decisiones sobre la realización de tareas de cierta importancia se fundamentan solamente en la orientación homosexual en vez de la competencia profesional, dedicación y efectividad en el trabajo. Es también una injusticia fundamental y una discriminación de la mayoría normal.
[15] J. Augustyn, Bez oskarzen i uogólnien [Sin cargos ni generalizaciones], op.cit.
[16] Benedicto XVI, Light of the World. The Pope, the Church and the Signs of the Times, una conversación con Peter Seewald, trad. inglesa por Michael J. Miller y Adrian J. Walker, publ. San Francisco 2010, p. 23.
[17] Benedicto XVI, Light of the World, op. cit., pp. 27.
[18] Ibid., p. 20.
[19] El documento referido aquí es: Instruction Concerning the Criteria for the Discernment of Vocations with Regard to Persons with Homosexual Tendencies in View of Their Admission to the Seminary and to Holy Orders, Roma 2005. Cf. un comentario sobre ese documento por G. Mansini, L. J. Welch, W posluszenstwie Chrystusowi [En Conformidad Con Cristo], publ. First Things. Edycja Polska 1, Otoño del 2006, pp. 10-12. En este analisis particularmente apto de la naturaleza del sacerdocio de Cristo en contraste con el concepto homosexual.
[20] El documento referido aquí es: Guidelines for the Use of Psychology in the Admission and Formation f Candidates for the Priesthood; publ. Roma 2008.
[21] Cf. Nota del Vicariato in merito all'articolo di Panorama, pubblicato il 23 luglio 2010; publ. Roma 2010. La Nota es una respuesta a un artículo en la revista italiana Panorama , la cual, junto con filmes publicados en el internet, muestran la lascivia y el cinicismo de los homosacerdotes que trabajan en el Vaticano. Cf. http://blog.panorama.it/italia/2010/07/22/le-notti-brave-dei-preti-gay-una-grande-inchiesta-in-edicola-venerdi-con-panorama/
[22] Cf. Benedicto XVI, Light of the World, op. cit. pp. 189ff.
[23] La resolución con la que Benedicto XVI lucha contra la plaga de la pedofilia y la efebofilia en la Iglesia, y hasta dónde les extiende la aplicación de la regla de "tolerancia cero" se refleja en la lista de lo que ha hecho para paliar este asunto. Se puede leer en italiano en este enlace a la red de redes: http://paparatzinger5blografaella.blogspot.com/2011/10/le-decisioni-elesempio-di-papa.html, and http://benedettoxvielencospeciali.blogspot.com/2009/11/chiesa-e-pedofilia-la-tolleranza-zero.html, and in German at http://www.katch.net/detail/php?id=33076
[24] En cuanto a estas decisiones, creo que sería una buena idea ahora preparar un informe de su aplicación en Polonia, ¿cómo hemos sido fieles al Papa y a la Santa Sede al respecto? Después de todo, tenemos más de 100 seminarios, podríamos organizar un simposio para compartir nuestras experiencias. Podríamos preguntar, por ejemplo: ¿Cuál es el procedimiento de admisión a los seminarios en Polonia? ¿Cuál es el procedimiento vigente con respecto a las tendencias sexuales? ¿Los candidatos firman algún tipo de declaración al respecto, o están debidamente examinados por un psicólogo de acuerdo a lo dispuesto en el documento del Vaticano en 2008? ¿Cuál es la magnitud del problema en los seminarios polacos? ¿Dónde están los candidatos con tendencias homosexuales temporales y dónde han sido enviados los que quieren recibir tratamiento antes de ser admitidos en un seminario? ¿Necesitamos un centro nacional que ofrezca una terapia especial? ¿Cómo es puesta en práctica la instrucción de la Santa Sede de 2005, diciendo que todos los homosexuales vicerrectores y los educadores deben ser eliminados? Una ayuda importante para hacer frente a este problema se puede encontrar en: Richard Cross, Ph.D. (With research data from Daniel Thoma, Ph. D.), The Collapse of Ascetical Discipline and Clerical Misconduct: Sex and Prayer; publ. Linacre Quarterly, vol. 73, febrero de 2006, No. 1, pp. 1-114.
[25] Benedicto XVI, Light of the World, op. cit., pp. 152f.
[26] Cf. por ejemplo declaran sobre este asunto por dos provinciales jesuitas en los Estados Unidos, F. John Whitney S.J.; de Oregón, y F. Gerald Chojnacki S.J. de Nueva York, que publicaron también en diarios polacos: M. Gadzinski, Gej to nie ksiadz [Un homosexual no es un sacerdote], publ. Gazeta Wyborcza; 1-2 de octubre de 2005, p. 2. La propaganda homosexual en la iglesia alemana se ilustra particularmente bien por el ejemplo del monasterio dominicano en Braunschweig. Cf. : http://www.dominikaner-braunschweig.de/Kloster/Homosex/Homosex.html
[27] Cf. J. McNeill, The Church and the Homosexual, publ. Kansas City 1976.
[28] Cf. R. J. Neuhaus, Rozejm roku 2005? [La tregua de 2005?]; op. cit., p. 15.
[29] Cf. e.g.. J. Prusak, Milosc czy potencja [Amor o Potencia], publ. Tygodnik Powszechny; 24 de octubre 2004; Manifest teologiczny [Manifiesto Teológico], publ. Tygodnik Powszechny; 16 de diciembre de 2005; Inni inaczej. O prawie homoseksualistów do bycia zrozumianymi [Desafiado por lo contrario. Sobre el derecho de los homosexuales a ser comprendido] publ. Tygodnik Powszechny; 25 (2919) 2005, pp. 1 and 7; Norma i kultura [Norma y Cultura], publ. Tygodnik Powszechny; 31 de enero de 2012. Lo que es pérfido y peligroso y engañoso en los esfuerzos F. Prusak es que él trata de dar la impresión de que él solo en la Iglesia comprende mejor y acepta a los homosexuales de la manera correcta. La verdad es, sin embargo, que lo único que les puede ayudar es guairlos a enfrentar la verdad, proporcionándoles asistencia terapéutica para superar sus tendencias. Esto es lo que hacen los que realmente trabajan para su beneficio.
[30] Cf. J. Prusak, Inni inaczej, op. cit. and id., Zgadzamy sie nie zgadzac [Estamos de acuerdo en no estar de acuerdo], publ. Tygodnik Powszechny; 27 (2921) 2005, p. 6; Homofobia Camerona niebezpieczna, takze dla Kosciola [La homofobia de Cameron es peligrosa incluso para la Iglesia], an interview with K. Wisniewska, publ. Gazeta Wyborcza; 19 de mayo del 2009; O homoseksualizmie przed Msza [Homosexualidad antes de la Misa], an interview with R . Kowalski, publ. Gazeta Wyborcza; 28 de septiembre de 2009; J. Prusak, Lawendowa historia Kosciola [Historia color lavanda de la Iglesia], publ. Rzeczpospolita; 26 de marzo de 2012, s. 3. Cf. also F. T. Bartos OP, Kosciól gejów nie odrzuca [La Iglesia no rechaza a los homosexuales], publ. Gazeta Wyborcza; 11-12. de diciembre de 2005, p. 4 and id., Homoseksualizm w publicznej debacie [Homosexualidad en el debate público], publ. Gazeta Wyborcza; 25-26 de junio de 2005, p. 29.
[31] Cf. K. Wisniewska en una entrevista con J. Prusak, Instrukcja ma luki [La Instrucción tiene grietas], publ. Gazeta Wyborcza; 30 de noviembre de 2005, p. 11.
[32] Cf. F. Jacek Prusak SJ, Lawendowa historia Kosciola, [La historia color lavanda de la Iglesia] op. cit. p. 3.
[33] Cf. D. Oko, Wokól sprawy Drewermanna [El caso Drewermann], (co-autor con with J. Bagrowicz), publ. Ateneum Kaplanskie; 4 (500) 1992, pp. 102-114; Sprawa Drewermanna czyli "Luter dwudziestego wieku" [El caso Drewermann's o el Lutero del Siglo XX], publ. Tygodnik Powszechny; 51 (2267) 1992; Falszywy prorok. W odpowiedzi Tadeuszowi Zatorskiemu [Falso profeta. En respuesta a Tadeusz Zatorski], publ. Tygodnik Powszechny; 7 (2275) 1993.
[34] F. J. Augustyn SJ, Koscielna omerta; op. cit.
[35] En los últimos dos años se han llevado a las cortes varios casos de abuso sexual de menores, algunos perpetrados por mujeres en el ámbito escolar. El caso más sonado es el de Jerry Sandusky, que fuera por muchos años entrenador deportivo de Penn State University. NOTA DEL EDITOR.
[36] Cf. Benedict XVI, Light of the World, op. cit., p. 30.
[37] P. Kowalczuk, Watykan: nie zawinil celibat [Vaticano: El celibato no tiene la culpa], publ. Rzeczpospolita; 14 de abril de 2010. Despues del simposio romano Hacia la curación y la renovación, un delegado de Polonia, el obispo Marian Rojek de Przemysl, indicó que "en lo que concierne al abuso de menores en los Estados Unidos 0,05% de todos los casos corresponde a clérigos religiosos ... Estudios similares en Itlaia muestran conclusiones similares. En Alemania,por su parte, 210.000 casos de abuso contra menores fueron reportados desde 1995 hasta la mitad de 2012. En ese contexto, solamente 94 casos están conectados con la Iglesia Católica. Lo que significa que uno de cada dos mil casos de acoso en Alemania tiene que ver con un clérigo". Es por eso que la Iglesia "no permanecerá silenciosa en lo que toca a la visión general de la pedofilia en el mundo". (M. Majewski, Prawda i milosc lekarstwem na naduzycia [El abuso puede ser curado con verdad y amor], entrevista con el obispo Marian Rojek, [ubl. Uwazam Rze; 20 de Febrero de 2012, pp. 60-62, 61.) Cf. F. D. Kowalczyk, Mówic prawde o pedofilii [Digamos la verdad sobre la pedofilia], publ. Gosc Niedzielny; 19 de diciembre de 2012, pp. 28ff.
[38] Hay que añadir aquí que la falta de disciplina de los clérigos que viven una vida indecente, sobre todo si ocupan cargos importantes, es parte de un problema mayor en la Iglesia, es una debilidad y un pecado que es de carácter estructural. Un fallo similar se puede observar si un obispo se da al alcoholismo, o comienza a actuar como un defensor fanático de un partido político. Se puede seguir así durante décadas, entonces la comodidad de un clérigo se antepone el bienestar espiritual de millones de fieles, cuando por la comodidad de una persona se expone a una multitud de gente al riesgo de debilitar o perder su fe enfrentada a una depravación terrible. Lo mismo se aplica a los párrocos que tienen concubinas. A pesar de que estos hechos son de conocimiento público, los malhechores ni siquiera tratan de ocultarlo demasiado, nada cambia. A veces, sus superiores se excusan diciendo que no hay pruebas irrefutables. Y, sin embargo, una gran mayoría de las decisiones contratar personal no se toman sobre la base de los procedimientos detallados en los tribunales, sino apoyándose en el conocimiento común, lo que se conoce generalmente sobre una persona en particular (sobre todo si ese conocimiento es confirmado por un número de personas de confianza). En cualquier caso, es evidente la necesidad urgente de desarrollar instituciones que se ocupen de la disciplina de la vida religiosa. Necesitamos más gente como el P. Charles Scicluna y oficinas como la suya. Una Iglesia que hace que estas altas demandas del mundo, debe, ante todo, exigirse a sí misma el cumplir con ellas. La Iglesia no puede ser expuesta al ridículo. Las fuentes de un mal que es tan grande que no puede ser tolerado por tanto tiempo-sobre todo viendo que está tomando un cariz cada vez peor. El Pedro de nuestro tiempo, Benedicto XVI, dice que una de las fuentes fundamentales de la mar de iniquidad que ha inundado la Iglesia de Irlanda fue el abandono de las funciones penales de Derecho Canónico, porque "Así la conciencia de que el castigo puede ser un acto de amor dejó de existir. Esto condujo a un extraño oscurecimiento de la mente, incluso en personas muy buenas ". (Benedicto XVI, Light of the World, op. cit., p. 26.)
[39] Al ayudar a las víctimas de abuso sexual, uno debe asegurarse de tener pruebas. Asegúrese de que la víctima sea examinada por un médico, inmediatamente grabe en vivo el testimonio de la víctima y testigos. Es importante, porque a veces incluso los más perjudicadas retiran sus testimonios-a causa de la vergüenza, el oportunismo, el miedo al agresor y a sus aliados de los que puede ser dependiente o a los que puede estar subordinado en muchos aspectos. Los casos penales deben ser reportados a la policía y al fiscal, no sólo a las autoridades de la Iglesia. En otros casos, un primer intento debe hacerse de resolverlos dentro de la Iglesia local. Si la situación local es muy mala, se debe buscar ayuda de la Santa Sede, pero asegurándose de que la solicitud sea recibida por una persona adecuada y confiable-una de las mejores personas es el Padre Charles Scicluna. Escríbale en italiano o en inglés y vale la pena comprobar fehacientemente si recibió los documentos. Él sabrá qué hacer con el problema. Hay que recordar que todos los contactos sexuales con menores de 15 años de edad son un crimen punible y perseguible a la luz del Código Penal polaco [y de la mayoría de los países]. En Derecho Canónico, el límite de edad es aún mayor. Cualquier abuso infligido a un menor de 18 años de edad por un clérigo debe ser reportado a la Congregación para la Doctrina de la Fe.
[40] Cf. el documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe de 2003 Consideraciones acerca de los proyectos de reconocimientos legal de las uniones entre personas homosexuales, en la que Juan Pablo II y el Cardenal Ratzinger al unísono indicaron que "todos los católicos están obligados a oponerse al reconocimiento legal de las uniones homosexuales" (Sección 10), y criticar la ideología detrás de estos intentos. Cf. ver también Juan Pablo II, Pamiec i tozsamosc [Memoria e Identitdad], Cracovia 2005, p. 20. El beato Juan Pablo el Grande condenó repetidamente la homosexualidad, llamándola un "Comportamiento desviado, inconsistente con la intención de Dios" (1994), una "lamentable perversión" (1999); también dijo que "los actos homosexuales son contrarios a las leyes de la naturaleza" (2005).