Sopla un viento nuevo de fe en la
laicísima Francia. Las letras francesas siguen las huellas de Claudel,
Péguy, o Mauriac, los grandes conversos de la tradición literaria, y
cada vez son más las novelas, guiones y ensayos en los que la fe
cristiana vuelve a ser protagonista.
Hace tiempo que escritores de la talla de Michel Tournier o Dider Decoin demostraron que la fe aumentaba su talento y, siguiendo su misma senda, está surgiendo una nueva generación de autores creyentes, nuevas figuras de la escena literaria y filosófica cuyas obras buscan la consonancia con el mensaje evangélico. El periodista Daniele Zappalá explica en el diario "Avvenire" que, en el caso de la escritora Sylvie Germain ha sido su búsqueda sobre la mística cristiana y la frecuente costumbre de acudir la Biblia lo que le ha llevado a la conversión. La aclamada autora de la novela "Magnus" ha visto cómo su obra está empezando a seducir no sólo en Francia sino más allá de sus fronteras.
En las páginas del diario francés "Le Figaro", otro talentoso y pluripremiado escritor de la nueva literatura francesa, François Tallandier, ha intentado esbozar y enumerar las razones de su silenciosa conversión al catolicismo, después de años de profundo escepticismo: "Quizás por el esplendor de Bourges, que le daba a Stendhal alas para ser cristiano. Quizás por la modesta dulzura de la iglesia románica de Ennezat. Quizás porque un día, escuchando pronunciar la palabra "católico" con el desprecio de quien cree que no necesita más razones, me he cansado y he dicho abiertamente: "Soy católico"", explica.
También Jean Claude Gillebaud está volviendo a la fe, después de unos años de éxito como periodista. Golpeado por la obra de filósofos como René Girard y la atmósfera de recogimiento del mundo monástico, ha publicado diversos ensayos sobre la importancia de creer. "Cómo he vuelto a ser cristiano" es el título del más significativo.
Católicos sin complejos
El recorrido creativo de Fabrice Hadjadj es también un punto de referencia en la cultura francesa. Escritor e intelectual de cultura judía y nombre árabe, se convirtió al catolicismo "tras una fase de nihilismo". Un ensayo suyo analiza con pasión e ironía su indiferencia hacia la muerte de las sociedades occidentales a la vez que lanza una llamada a la alegría fundada sobre las razones de la fe.
Pero quizá la figura más controvertida es la del escritor Maurice Dantec, que dice inscribirse en el ámbito "futurista". Este intelectual excéntrico, admirado por la crítica, se ha atrevido a gritar en público que "no hay futuro para la humanidad fuera de Cristo".
Junto a todos ellos, más allá de las fronteras francesas, se sitúa el dramaturgo belga Eric-Emmanuel Schmitt, o filósofos como Bernard Sichére y Jean Louis Chrétien, que han llegado al catolicismo tras un largo camino a través del escepticismo.
En definitiva, son cada vez más los escritores e intelectuales que han redescubierto la trascendencia, que han experimentado la conversión y "vuelven" a la fe tras un largo exilio en el desierto del nihilismo. Hoy, sin temor alguno, se declaran católicos sin ningún complejo.
Hace tiempo que escritores de la talla de Michel Tournier o Dider Decoin demostraron que la fe aumentaba su talento y, siguiendo su misma senda, está surgiendo una nueva generación de autores creyentes, nuevas figuras de la escena literaria y filosófica cuyas obras buscan la consonancia con el mensaje evangélico. El periodista Daniele Zappalá explica en el diario "Avvenire" que, en el caso de la escritora Sylvie Germain ha sido su búsqueda sobre la mística cristiana y la frecuente costumbre de acudir la Biblia lo que le ha llevado a la conversión. La aclamada autora de la novela "Magnus" ha visto cómo su obra está empezando a seducir no sólo en Francia sino más allá de sus fronteras.
En las páginas del diario francés "Le Figaro", otro talentoso y pluripremiado escritor de la nueva literatura francesa, François Tallandier, ha intentado esbozar y enumerar las razones de su silenciosa conversión al catolicismo, después de años de profundo escepticismo: "Quizás por el esplendor de Bourges, que le daba a Stendhal alas para ser cristiano. Quizás por la modesta dulzura de la iglesia románica de Ennezat. Quizás porque un día, escuchando pronunciar la palabra "católico" con el desprecio de quien cree que no necesita más razones, me he cansado y he dicho abiertamente: "Soy católico"", explica.
También Jean Claude Gillebaud está volviendo a la fe, después de unos años de éxito como periodista. Golpeado por la obra de filósofos como René Girard y la atmósfera de recogimiento del mundo monástico, ha publicado diversos ensayos sobre la importancia de creer. "Cómo he vuelto a ser cristiano" es el título del más significativo.
Católicos sin complejos
El recorrido creativo de Fabrice Hadjadj es también un punto de referencia en la cultura francesa. Escritor e intelectual de cultura judía y nombre árabe, se convirtió al catolicismo "tras una fase de nihilismo". Un ensayo suyo analiza con pasión e ironía su indiferencia hacia la muerte de las sociedades occidentales a la vez que lanza una llamada a la alegría fundada sobre las razones de la fe.
Pero quizá la figura más controvertida es la del escritor Maurice Dantec, que dice inscribirse en el ámbito "futurista". Este intelectual excéntrico, admirado por la crítica, se ha atrevido a gritar en público que "no hay futuro para la humanidad fuera de Cristo".
Junto a todos ellos, más allá de las fronteras francesas, se sitúa el dramaturgo belga Eric-Emmanuel Schmitt, o filósofos como Bernard Sichére y Jean Louis Chrétien, que han llegado al catolicismo tras un largo camino a través del escepticismo.
En definitiva, son cada vez más los escritores e intelectuales que han redescubierto la trascendencia, que han experimentado la conversión y "vuelven" a la fe tras un largo exilio en el desierto del nihilismo. Hoy, sin temor alguno, se declaran católicos sin ningún complejo.